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¿Sensei... chan? ¿Por qué me dices así? ¡Ten más respeto por tu maestro!

*Las palabras del comandante retumbaron en su mente, como aquel sonoro ruido de los cañones que disparan desde lo más alto de las murallas. Sapphire cerró momentáneamente sus ojos, dejando ahora libre al rubio, a quién solo le devolvió la sonrisa entre aquel pequeño y auténtico lazo de llamada confianza.-

- El miedo. -Dijo en susurro, pensativa y cautiva de la verdadera razón de su existencia en la humanidad. Sapphire permaneció casi todo el día más pensativa de lo normal, manteniéndose alejada de la vista de todos, porque su plan se debía llevar a cabo sin levantar sospechas.-

*Entretanto, el comandante se había alejado lo suficiente al punto que dejó de verle, por supuesto que la chica se retiró hacia aquel orfanato de mala muerte, nuevamente regresando a ésa vida paupérrima. Soltó un largo suspiro y esperó pacientemente a que llegara la noche, realizando tareas domésticas y actividades arduas que debía realizar si deseaba mantener su derecho a poseer una cama y alimento. Horas más tarde, por fin la noche llegó, todo esta planeado, aparentemente todos dormian, para entonces ella estaba preparada, saliendo de aquella habitación repleta de más niños desafortunados, esquivando cualquier trampa y siendo cautelosa hasta abrir una ventana, saliendo de ésta, y por fin, logrando logrando escapar a las silenciosas y oscuras calles del Distrito de Trost, caminando en apresuro hasta llegar a las cercanías de la Muralla María.- -Tks. -Miraría todo a su alrededor, habían algunos cadetes montando guardia, todo se iba volviendo cada vez más difícil, sin embargo Sapphire no reparó en el riesgo, empezando por visualizar a su alrededor y viendo un posible modo de adentrarse: Un carro de carga que llevaba suministros justamente a los adentros de su objetivo, por fin la suerte le sonríe, acto por seguir, Sapphire se subió y escondió entre los insumos, lo cual no le fué difícil mientras el carro avanza por la fuerza de dos corceles.-

*Por fin, después de mucho tiempo, sonrió satisfecha, mientras se mantiene escondida y poco a poco se iba acercando a su plan. Un par de horas más tarde, el carro se detuvo, pero entonces, el sueño y cansancio le habían vencido, permaneciendo sumida en el letargo, vaya error, porque no demoró mucho tiempo para que fuese descubierta por la policía militar, sin duda en aquel momento se le consideró como un intruso y no una ciudadana, por supuesto que aquel incidente se debía de hacer frente a las autoridades más cercanas, en cuanto a ella, no se tuvo otro remedio que mantenerla cautiva mientras aún permanecía dormida. Hubo dudas y preguntas sobre aquella pequeña, atreviéndose a burlar y adentrarse así como así, además fue lo bastante inteligente y hábil para pasar desapercibida.-

*Por otra parte, Sapphire escuchaba entre sueños diversas voces sin notar que la policía militar le había encontrado, y cuando despertó, era demasiado tarde, porque ahora tenía un par de esposas que le atan a una cama, el único mueble de aquel sitio, y enfrente de ella, una serie de barrotes que hacen contraste con aquella lúgubre celda, cuya negrura apenas es suprimida por la tenue luz de la luna que se adentra en ésa ventanilla también agarrotada. Cuando Sapphire recobró el sentido, no podía creer lo que estaba viendo, efectivamente se encontraba en aquel castillo de la Legión y esposada como una prisionera.-- Saquéenme de aquí, no he hecho nada malo. -Dijo apenas audible con su bella voz, pero instantáneamente fué reprimida por el guardia que custodia a las afueras de la celda. Pensó en el Comandante que había conocido hace unas horas, aunque eso no la podía salvar de un cruento castigo o quizá una muerte segura, a veces las leyes de ése sitio eran rebuscadas e incoherentes, sólo cabía esperar.-

- El comandante cada vez se convertía en un ejemplo a seguir y en inspiración al mismo tiempo. Ciertamente, los fuertes brazos del rubio que le estrecharon y acogieron por breves instantes fueron suficientes para cargar de emoción y valentía a ésa peculiar chica, quién no fallaría en su promesa ante el impotente varón.-

*Sapphire cerró momentáneamente sus tersos párpados llena de resignación al saber que debía regresar a ése hórridp lugar, pero no tenía otra opción, no había dónde ir o esconderse, toda la ciudad estaba detrás de ésas murallas y a las afueras de éstas solo hay una muerte segura. Después de aquel acercamiento con Erwin, le dejaría ir por el momento.- - Las encontraré, no lo decepcionaré. -Respondió una vez que él terminó de estrecharla en sus brazos, casi cargándola debido a lo pequeña que es aún. No obstante, su decisión se fincó en ella, ésa misma noche debía escapar y sin meditar en las consecuencias, entraría a los cuarteles de la la Legión a como dé lugar, eso implicaría ser muy cuidadosa con la tropa estacionaria o los mismos vigilantes en turno.-

*Sapphire no le contaría nada a nadie de su plan, ni siquiera al Comandante que tenía al frente suyo, esa noche probaría con escapar y aprender cada maniobra de manera clandestina y en secreto. Por último, solo esbozo una tenue sonrisa.-

- ¡Comandante Erwin! -Alzó su voz, justamente antes de que él se aleje más, por lo que Sapphire, apenas pudo pronunciar una serie de palabras.- Y-yo ... s-solo ... -Sin preguntarle o sin importar que él estuviese o no de acuerdo, la excéntrica y peculiar menor cruzó sus pequeños brazos alrededor de él, denotándose la diferencia de estaturas. Entretanto, hubieron intercambio de miradas de algunos soldados que veían ésa enternecedora escena, otros simplemente cuchicheaban y algunos siquiera le tomaban mayor importancia.-

- Tengo que llegar a ser como ustedes, no sé cómo lo haré, pero necesito saber cómo, no pienso regresar a ése orfanato, prefiero estar muerta. -Inquirió con verdadera tristeza y palpable frustración en ella. De antemano sabía que la presencia de menores no está permitida dentro de la Legión, además eso conlleva a una vida bastante dura, convirtiéndote en carnada si se diera el caso, sin embargo quizá el comandante se tiente el corazón y pueda ayudarla o brindarle alguna pista a su petición.-

- Pero, los he visto de cerca Comandante, por esa razón, tengo muchas dudas y quisiera saber muchas cosas que nadie me puede explicar. Los adultos de éste distrito son unos estúpidos, siempre tienen miedo y los odio. -Respondió sutilmente ante la caricia de su rizada y suave cabellera.- Cuando esa mujer titán atravesó todo el distrito y quiso escapar. Pude saber entonces que quería ser de ayuda para la Legión, además estuve escondida de los titanes cuando ése titán cubrió el agujero con una gran roca, pude permanecer escondida y nunca me encontraron. -Dejó escapar una risilla de travesura ante aquella anécdota que probablemente jamás olvidaría.-