— No soy santo como para acabar chamuscado —con una pizca de humor le responde, sabe que habla de lo que no debe y que se está arriesgando a sufrir de las llamas de su resentimiento, ¿pero no está ahí la gracia de todo esto? — Enciende ese espíritu, que esta noche traerás un poco del infierno a la tierra. —ya estaba preparado, pero ahí se quedó en su espera.
— Si no me tomas en serio conoces cual sería tu resultado, no creo que sea tan necesario mencionarlo ¿o sí? — Con flojera subió el cierre de su vestido al notarlo decido con la idea del paseo, segundos después se sentó a la orilla de la cama. — Espero valga la pena o me veré en la necesidad de incinerarte vivo.
