— Perdón... No pasará de nuevo, no pasará de nuevo... Lo juro... Evitaré que veas mi cara o acercarme si quiera a tí... Duele... Maldicion...

Caía, como siempre en aquel círculo vicioso con el rubio, los golpes dejaban esos rocetones y comenzaban a abrir ligeramente su piel, le dolería mucho más en los entrenamientos. Pedía perdón a voz viva mientras recibía más golpes y patadas por parte ajena. Toda su piel palpitaba, no quería desfallecer, pero teniendo en cuenta de que deseaba evitar más que nada algo que le impidiese ser un héroe el dolor era algo que deseaba también evitar. Comenzó a sentir que no podía resistir mas, gotitas de sangre caían de sus heridas más graves

— ¡Pide perdón pedazo de basura! ¡Pídeme perdón! ¿¡Que carajo estás esperando!? ¡¿Acaso quieres que te mate?! ¡SHINEEEEEEEEE!

Una y otra vez levantaba su mano, dejando caer rápidos y dolorosos latigazos por todo el torso de Midoriya. Tenía muchas ganas de golpearlo en su cara, pero tampoco era tan tonto. Si hacía algo así, alguien se daría cuenta de la tóxica relación que tenían y se interpondrían entre ellos.

De vez en cuando pateaba con fuerza las costillas de Midoriya, tratando de no hacerlo con la punta del píe, mas bien con el costado, solo para causarle contusiones y no romperle algún hueso.

—Izuku se contenia de una forma impresionante para no gritar, los golpes iban dejando marcas bastante dolorosas en su cuerpo, sus brazos, muslos y batatas eran los más lastimados, evitaba que aquello llegase a su rostro, podría disimular golpes en otros lugares, pero en su rostro debía dar explicaciones. Respiró hondo y se trago todos sus gritos, recibía los golpes en tono Silente y amargo, lloriqueando por lo bajo, los roces ardientes en su pecho, la marca de la correa quedando en su abdomen rojiza igual que en el resto. Se mentalizaba que no podía volver a molestar a Bakugou de alguna manera, su piel escocia y su cuerpo temblaba sin remedio—

— Te quitare esa extraña forma de ser Deku... ¡Tu tranquilo! ¡SHINEEEE!

No sabía por qué, pero cada vez que lo golpeaba se le hacía una necesidad volver a cargar contra él. Las paredes estaban haciendo un muy buen trabajo, por que la habitación se encontraba totalmente inundada de los ruidos del cuero golpeando la piel de Deku, y de los gritos de muerte del rubio, quien no paraba de golpear.

— ¡SHINE! ¡SHINEEE! ¿¡AHORA TE PARECE DIVERTIDO ROBAR MIS PRENDAS Y OLERLAS!? ¡RARITO DE MIERDA!

—El primer azote le tomó algo distraído, fue consciente pocos segundos después del dolor que aquello acarreaba, se mordió los labios un poco por dentro mientras el ardor se extendia por toda la zona marcada. No lo miró, se quitó aquella camisa manga larga color azul junto a su pantalón. Se mordió los labios nuevamente, quedó en boxer rojo sin decir nada más, cerró sus ojos esperando nuevos azotes—

Su cinturón relampagueo unos segundos en el aire, cayendo en un rápido golpe en el pecho del peliverde. La expresión de Bakugou era implacable, ni siquiera había pestañeado en hacer algo tan cruel.

— ¡En la cama y desnudo, ya!

—Deku debía plantearse que era peor, ganarse una mala reputación u otra golpiza de Bakugou, aunque siempre era de aquel modo nunca había recibido algo tan directo y sin posibilidad de pedir ayuda. Sentía su cuerpo arder, estaba listo para usar algo de su poder y huir, pero de pronto se enfrió, sería peor que todos se enterasen de aquel bache, de aquella fijación insana que tenía hacia su Bully. Trago grueso y dejo caer la ropa que ocultaba al piso mientras en tono resignado acabo por subirse a la cama tal cual pedido ajeno, ni si quiera lo miró—

— Si no lo haces, le contaré a todo el mundo lo rarito que eres. Que te encontré oliendo mi ropa... ¡A la cama, ahora!

Dio un chasquido con el cinturón, como si fuese un látigo. No iba a esperar que el insecto se decidiera a hacer caso, así que se acercó a el de forma amenazadora, mientras levantaba el cinto.

—Y-Ya te dije que no es tu ropa

—Era un muy mal mentiroso, se le notaba inclusive en cosas mucho más sencillas que eso, cuando lo vio quitarse el cinturón de cuero su cuerpo se sobresalto por completo, comenzó a sudar frío, se apegó a la pared del fondo, con algo de sigilo dirigió su mirada a los costados, Bakugou no era enorme como para taparle así como así la salida, quizás si se iba por la derecha tendría esa oportunidad, nego varias veces—

— N-No voy a hacerlo

— Quieres que no entre en tu habitación, pero tu entraste a la mía a robarte ropa, para hacer... Lo que sea que estás haciendo. Te enseñaré a no entrar a mi habitación y a no robarme, pequeño ladronzuelo...

¿Así que le gustaba robarle su ropa? Bueno, sufriría las consecuencias. Lentamente se quitó su cinturón de cuero, con él iba a escarmentar a su compañero.

— Súbete se nuevo a la cama... Oh, y desnúdate.