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¿Por qué? De entre todas las personas, todos los estudiantes que había, inclusive estaban impar, había alguien que se iba a quedar sin pareja, ¡CON TODO ESO! Terminó quedando Izuki de pareja de Bakugou para esa carrera. No estaba nerviosa de sus habilidades, sus nervios afloraban porque estaba claro que era más torpe e idiota cuando estaba cerca de él, la aterraba y no ponía atención en nada más que en el miedo que actualmente le tenía. Sintió el tirón en su cuello y tuvo la respiración del rubio contra su rostro, estaba a nada de llorar, ¿Cómo podía deshacerse de esto?

— D-Dare mi mejor... Esfuerzo, N-No voy a hacerte lento y-yo prometo que... Te ayudaré a ganar esa c-carrera

Trago grueso, se puso a pensar en si podía fingir estar enferma ese día, cualquier cosa era mejor que estar con Bakugou en una carrera como esa.
Para desgracia de ambos, tuvieron que juntarse de nuevo. Desde la última vez, Deku le había estado evadiendo con todas sus fuerzas, pero quizá no fueron suficientes porque el destino los juntó otra vez. No porque quisieran, estaba claro que ni uno se quería ver, pero era un asunto escolar, así que quisieran o no, tenían la obligación de.

—Estoy seguro que si. A mi también me hace "feliz" verte.

Se puso en cuclillas y la encaró. Pegó tanto la nariz a ella que casi la besa. Entonces la agarró de la pañoleta con brusquedad. En sus ojos podía notarse el deseo de matarla, más bien, si veía su reflejo, es una calavera andante.

—Como ya sabrás, viene el festival deportivo y nos juntaron para la maldita carrera de tres piernas... —Alzó la mano libre generando diminutas explosiones para amenazarla. —Voy a ganar esa carrera, así que ni se te ocurra ralentizarme, porque si llego a perder, lo que pasó la última vez será nada con lo que te esperará. —
Midoriya no puede evitar estar temblando, su cuerpo entero e intentando arrastrarse hacia atrás, pero estaba pegada ya a una pared, estaba completamente aterrorizada.

— Y-Yo... B-B-Buenas tardes K-Kacchan... Y-Yo claro... Estoy m-muy feliz de verte...

Apenas su cuerpo se había recuperado del ultraje que le había hecho el cenizo, aún sentía que le dolía el cuerpo aunque no fuese así.
—¿¡HEY!? ¿¡QUÉ PASA CON ESA ESTÚPIDA CARA QUE TIENES!? ¿¡ACASO NO ESTÁS FELIZ DE VERME DE NUEVO!?

Y por supuesto que para él, es todo lo contrario. No hace falta recordar ese odio que le tiene, pero dadas las circunstancias, era imposible no expresarlo.

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