—Sus manos terminaron acariciando la melena dorada del ahora muchacho que estaba dormido en su regazo, le acomodó un par de mechones para así poder encorvarse y dejarle un beso pequeño sobre la frente, era un beso de las buenas noches—
La ira que había tenido hace días se iba calmando por cada acaricia que le daba incluso aquel gran Dragon dorado se iba volviendo mucho más pequeño finalmente tomando su forma humana, pero quedó dormido en el regazo de su contraria.
—Cerró el ojo correspondiente a la mejilla lamida y volvió a reír, se sentía como si tuviese un cachorrito a su lado, él era un dragón súper inofensivo, al menos de esa forma lo veía ella, adorable dulce y completamente tierno. Una vez más sus manos volvieron a acariciar el hocico de aquel bonito dragon.—
Antes de recordar su hocico en las piernas de su contraria había sacado su enorme lengua y le dio una "pequeña" lamida a su contraria demostrandole el cariño que le tenía.
—Soltó una carcajada al verlo tan apenado y le dió palmaditas en el lomo para tranquilizarlo un poco. Se dió palmaditas en las pierna por último para que él apoyara su hocico ahí— Ya, Ya... No te daré más besitos, no te escondas. Ven aqui~
está bien, está bien~ —Rió por los dulces gestos del dragón y le acarició el mentón con las manos, le dejó un beso en la nariz al final— Eres un consentido, Arakiel~
