Fue al baño para lavarse la boca antes de salir para encontrarse con el mismo chico de siempre. No era de extrañar que vendieran esas cosas cerca, sexo y drogas van casi de la mano. Sin embargo, aquel sujeto no hizo más que disculparse porque ya no le quedaba nada para vender, ni un puto sobre. Aún así, le dio algo de información. Lamentablemente ahora debía ir un par de calles más lejos. (. . .) — Me dijeron que eres nueva aquí y que tienes cosas interesantes a la venta. —Chloe, con los brazos cruzados bajo su pecho y el maquillaje corrido, era incapaz de hacer contacto
Aún sonriendo y adormecida, pudo entender lo que aquella mujer estaba pidiendo, lo cual se le hizo extraño, por decir algo.
Parpadeó un poco antes de reír. — No he tenido sexo con mujeres. —advirtió mientras tomaba su pequeña cartera y lentamente caminaba en dirección a la parte trasera del bar, puesto que ahí se encontraba un pasillo iluminado con algunas luces de neón que, en realidad solo evitaban que la gente chocara entre sí, manteniendo el tono sombrío del sitio. Y luego de un par de puertas, Chloe abrió una y entró.
Caminó directo a la cama que estaba frente a ellas, tomando asiento sobre esta con las piernas cruzadas y la mirada perdida en el marco. — Te escucho. —
