— Entonces será el rojo, ahora es tuyo... — lo tomó del perchero y se lo dio a Ereshkigal para que se lo probara, y al ver en su rostro lo que parecía ser preocupación decidió calmarla. — Ah, ah, descuida, no es como si yo fuera a usar todo lo que está aquí, al contrario... es una pena que muchos nunca vayan a salir de aquí. — dijo con melancolía mientras una sombra negra cruzaba por sus ojos, al final no le quedaba mucho tiempo, todo lo contrario, la guerra del santo grial pronto terminaría y con junto con ella su vida.

En lo que la diosa se ponía el abrigo, Irisviel guardo en un pequeño bolso algunas cosas, no sabía a donde irían a parar y debía estar preparada, guardo dinero, el extraño aparato que le había dado Kirutsugu y las llaves de su auto. También escribió dos notas que decían lo mismo: "Salí, no me extrañen mucho, juju. -Iri." — ¿Lista, Eresh-chan? Debemos salir de este bosque, parece que no hay nada que pueda servirnos aquí. —