Aunque lo ocultara podía reconocer esa sombra en su mirar, reconocía la pena y la tristeza que carga cada ser pues como vulgarmente dicen "Los ojos son la ventana del alma" y ella podía leer ello. Agradezco lo que haces por mi... Te lo compensare ... Menciono ella, no era una diosa que le gustase mantener deudas pues vida había una sola y lamentarse después no servia de mucho, ella lo sabia mejor que nadie.

La frase de la mujer de ya partir sonaba mas a una despedida hacia lo que era su hogar, aguardaría un mejor momento para averiguar por que tanta nostalgia, ¿Acaso ella sabia que su hora estaba cerca?, Asintió con su cabeza guardando un silencio pues respetaba el espacio de ella y quizás este viaje seria sin retorno para ambas.

— Entonces será el rojo, ahora es tuyo... — lo tomó del perchero y se lo dio a Ereshkigal para que se lo probara, y al ver en su rostro lo que parecía ser preocupación decidió calmarla. — Ah, ah, descuida, no es como si yo fuera a usar todo lo que está aquí, al contrario... es una pena que muchos nunca vayan a salir de aquí. — dijo con melancolía mientras una sombra negra cruzaba por sus ojos, al final no le quedaba mucho tiempo, todo lo contrario, la guerra del santo grial pronto terminaría y con junto con ella su vida.

En lo que la diosa se ponía el abrigo, Irisviel guardo en un pequeño bolso algunas cosas, no sabía a donde irían a parar y debía estar preparada, guardo dinero, el extraño aparato que le había dado Kirutsugu y las llaves de su auto. También escribió dos notas que decían lo mismo: "Salí, no me extrañen mucho, juju. -Iri." — ¿Lista, Eresh-chan? Debemos salir de este bosque, parece que no hay nada que pueda servirnos aquí. —

No podía negar que lo que veía era hermoso pero también sentía que abusar de la generosidad de una desconocida no era parte de ella, es mas, la necesidad de compensarlo era obligatorio. Son hermosos todos pero me gusta mas el color rojo.... Es el que siempre uso.

La amabilidad de la joven no dejaba de sorprenderla ¿Todos serian así con ella? pensó pero seria muy ingenua pensar ello, pues sabia que la naturaleza humana era extraña y cambiante y lo que mas perdura en el tiempo es el miedo y terror.

Aquella pregunta que se hizo la joven auto respondiéndose hizo cuestionarse ¿Acaso el tiempo estaba en su contra? ¿Por que diría eso? , mas guardo silencio y prefirió no realizar preguntas que pudiesen molestar y mas cuando la vida de alguien pendía quizás del amable y cruel tiempo.

Siguió a Iris a lo que podría ser una habitación que usaba ella en aquel enorme castillo invernal, le llamo la atención todo dentro de él ¿Hace cuanto que las personas vivían de esa manera? ¿La vestimenta era así la que usaban día a día? ¿Esta segura que deberías buscarme como vestirme?

{..} los descolgó y los colocó en un perchero que justo servía para colgar la ropa que uno se iba a probar; un abrigo era negro con adornos de peluche del mismo color en el cuello y las mangas, otro era rojo, sencillo pero con mucho encanto, y el último era color vino con el cuello y una cinta para ajustar en la cintura color negro. — Creo que cualquiera de estos tres te quedará muy bien, ademas vienen con su gorro, ¿cual te gusta más? — preguntó y observo curiosa el que sería el ganador, mientras esperaba se puso el suyo, un abrigo blanco sencillo y elegante, también se puso el gorro que iba a juego.

— ¿Ishtar? wow, hoy debe ser mi día de suerte si también la voy a conocer, estaba preocupada de no poder vivir todas las experiencias humanas.. pero esto es aún mejor. — dijo y se levantó de su asiento, lista para comenzar a buscar a la hermana de Ereshkigal, le hizo señas para que la siguiera adentro del castillo, debían ponerse un abrigo si querían ir más allá con ese clima, algo que no sería problema ya que Iri tenía demasiados, seguro encontraría algo que fuera acorde a sus gustos. Subieron hasta la habitación principal y dando brinquitos abrió el enorme vestidor e invitó a la Diosa a pasar.

— Insisto en que hace frío, Eresh-chan, así que deberías ponerte un abrigo para que te mantengas caliente.. además necesitamos pasar desapercibidas. — buscó entre la ropa una que se pareciera al estilo que creyó le gustaría a Ereshkigal, encontró tres abrigos con guantes y sombreros a juego, {..}

Le sorprendía de buena manera lo que decía la joven que con mucha amabilidad atendía a la diosa, ¿Los humanos seria así con ella, ahora?, pensamientos que nacían en su mente y llenaban su corazón de nerviosismo pues la incertidumbre nunca es buena. No soy experta en té pero... sabe muy bien...
No sabia como debía saber el té pero le gustaba, por lo menos no tenia un raro sabor. Se notaba que ella quería ver a alguien por la frase que dijo, no la culpaba a veces la vida no te da todo lo que quieres. Suspiro un poco y volvió a dar un sorbo a su liquido pues por el frió había bajado rápido de temperatura, aun así lo disfrutaba.
Lo ultimo que pudo escuchar de ella era la enigmática pregunta que también ella tenia ¿Por que?, si ella no fue ¿Quien la invocaría?, la única respuesta que se venia a su mente era que si estaba ahí su hermana también debería aparecer en algún lugar. No lo sé, pero si estoy aquí Ishtar debe estar en algún lugar creo.

— ¡Me alegra que te guste! La verdad es que me he esforzado mucho en aprender a preparar el té, antes no me quedaba bien, el agua me quedaba demasiado fría. — Le comento con seriedad, quizá con demasiada, pero para ella había sido todo un desafió aprender aquello. Siguió bebiendo su té poco a poco y al mismo tiempo disfrutaba de la compañía de Ereshkigal.

Cuando se lo termino dejo la tacita en la charola y aun sentada se estiro un poco. — Jm, quería hacer tiempo para ver si llegaba alguien para no estar solas, pero parece que así nos vamos a quedar, Eresh-chan. — Espero a que la Diosa se terminará su bebida para volver a hablar. — ¿Alguna idea del por qué podrías estar aquí?. — pregunto e hizo una mueca que indicaba que al menos ella no tenía ni idea.

¿No había huido? ¿No la miraba con odio? ¿Quien era ella? eran las preguntas que se hacia , pues no entendía por que actuaba tan diferente en comparación de las demás personas, que al enterarse de su identidad corrían y huían de ella como si fuera lo peor del mundo.

La situación la dejo sorprendida de gran medida y no podía creer aquello, en su mente muchas ideas vagaban constantemente por lo que concentrarse le era un poco difícil. La pregunta de ella le saco de esa enredada ente que tenia y le respondió. Esta delicioso... descuide. Mostraba preocupación genuina y eso no podía procesar, ¿Estará bien en confiar en ella? pensó ella y solo afirmo con su rostro.

Sonrió emocionada al escuchar la respuesta de Ereshkigal, había adivinado y eso la ponía contenta, le gustaba tener conocimiento de las cosas para no sentirse extraña. Luego cayó en la cuenta que no solo estaba ante una Reina, estaba ante una Diosa, cosa que la hizo sentirse un poco ansiosa pero a la vez curiosa, tenía muchas preguntas y no sabía si el té estaría bien para ella o querría algo más.

— Nunca he estado ante una Diosa.. ¿el té esta bien? si no té gusta puedo ir por otra cosa.. oh, si, después podemos averiguar por que estas aquí. — siguió bebiendo con cuidado de no quemarse.