–Ignoraba todo lo que aquel hombre hacia o decía. Dejó su anterior vida y no quería meterse en esos asuntos nuevamente. Nadó hacia el borde de la piscina para sentarse sobre éste, pero el ruido de la puerta de aquel lugar la sacó de sus pensamientos; el instructor había llegado pero se le notó nervioso, cosa que a la albina le llamó la atención. Se puso de pie y agarró una toalla para secar sus brazos y piernas.– ... Espero que no sea nada malo. –Se dijo así misma mientras continuaba secándose.–
[code]<< Giró aquella gélida mirada en dirección hacia el sitio que Irina se refería, en busca de la oficina de aquel sujeto al que venía a visitar. Regresó su vista hacia la mujer quien se de manera indirecta se presentó y poco después ingresó al agua. — Ya veo, gracias... — susurró y de forma inmediata extrajo su celular el interior de su chaqueta y recurrió a llamar a un número en su lista de marcación rápida. —Ya me encuentro en el lugar... Si... me encuentro a la espera... — Menciona tras iniciar la llamada, aprovechando a que aquella albina mujer se encontraba en el agua.
Caminó cautelosamente hacia la oficina, debido a la humedad del piso; al llegar, abrió la puerta y se dedicó a esperar. Tiempo después llegó el instructor aql que aquel rubio buscaba, no parecía recordar que tenía una reunión con aquel visitante, pues se tomó un tiempo en ejercer su trabajo con algunos de los asistentes. >>[/code]
La actitud de aquel hombre era llamativa, claramente le parecía sospechoso. Miraba por unos segundos aquel portafolios, que era lo que más le llamaba la atención. Al final, dio media vuelta dirigiendo su mirada hacia la piscina. —La oficina del instructor se encuentra al lado de los vestidores...— Hizo una pequeña pausa para dar unos cuantos pasos hasta llegar al borde de la piscina. —... Si pregunta mi nombre es Irina, si desea algo más estoy para servirle.— Sin más que agregar, esta simplemente se tiró hacia el agua y nadó hacia el otro extremo de aquella piscina.
[code]<< Matuvo aquella templanza en su rostro, así como la cordialidad al conversar co aquella chica. — Soy su contador, traigo el balance este último cuarto. — Apretó un poco el puño y, con esto, la agarradera de aquel portafolios, conteniendo su fuerza y un poco de aquella desesperación que sentía al ver que aquel instructor el que hablaban llegaba tarde.
— No, muchas gracias... — Se anticipó a la sugerencia de nadar, alzando su palma izquierda con rapidez. Una reacción algo apresurada. — ... Yo no sé nadar. — Confesó, aunque él sabía que era mentira. — Esperar en su oficina ser buena idea. — Agregó desviando su mirada a ambos lados en busca de la oficina del mismo sujeto. >>[/code]
—¿Viene a dejarle algo? ¿Quiere que le deje un aviso?— Preguntó la albina. Había notado aquel maletín que llevaba aquel hombre, cosa que hizo despertar sus instintos; comenzaba a sospechar de él. "Tu renunciaste, ya no tienes nada que ver con eso" pensaba la mujer, mientras apretaba los puños.
—El instructor no suele dejar este sitio por mucho tiempo, seguro está en camino, ¿Le gustaría esperarlo en su oficina? O puede dejar sus cosas en un sitio seguro y puede nadar un rato.— Sugirió sin quitarle la vista de encima, manteniendo aquella expresión seria.
[code]<< Durante aquel instante, aquel observó a la mujer en espera de poder hallar una respuesta positiva, o algún indicio de que podría encontrar al instructor sin tener que empeñar demasiado tiempo en la espera. No obstante, el hecho de hacer esperar a alguien era algo insoportable, tanto como el tener que esperar por alguien.
— Ya veo. . . Espero que no demore más de la cuenta. — Recibió respuesta, algo que superficialmente no le afectó, pues mantenía la serenidad. Pero por dentro, estaba comenzando a perder la paciencia. "Ese imbécil. . . sabía que justo teníamos que vernos y ahora sale con una estupidez como esa." pensó mientras sacó el celular con su mano izquierda ya que su derecha cargaba con un maletín de seguridad. >>[/code]
—Veamos... — Dijo mientras cruzaba los brazos y su mirada se fijaba en el techo, pensativa, intentando recordar algo. Se quedó unos segundos en silencio hasta que logró recordar las palabras del instructor.
—Si, me avisó que llegaría un poco tarde ya que iría de compras con su madre... Aunque pensandolo, creo que ya deberia de estar aquí...— Respondió la albina, posando su mirada sobre aquel hombre. Irina desde su "retiro" de la Interpol, habia decidido ir a la piscina pública a entretenerse, iba seguido por no decir diario, por lo que mantenia una buena relación con el instructor de aquel lugar.
[code]<< Su fría mirada se mantuvo en la contraria hasta que finalmente obtuvo su respuesta. Aquel se había mantenido serio, giró su cabeza en busca de la instructora, o instructor en turno. — Comprendo. Lamento la molestia, señorita. — Mencionó regresando su mirar hacia ella. — ¿De casualidad, usted sabe donde poder encontrar al instructor? — Cuestionó de nuevo. >> [/code]
Estaba apunto de aventarse hacia el agua de la piscina, hasta que una desconocida voz masculina la interrumpió por lo que, rápidamente volteó para ver de quien provenía.
[code]<< — ¿Ser usted la instructora de nado? — Cuestionó aquel joven al encontrarla en la orilla de la piscina a punto de ingresar completamente al agua. >>[/code]
