¿Barbie? Esos apodos no son tan buenos, Supernintendo.

Sí, sí. No puedo esperar a seguir mirándote.

-Con la sudadera en mano, sólo procedió a retirarse. No le daba mayor importancia a la situación, aparentemente-

Adiós, Barbie.

Eso solo demuestra que tengo razón. Que superintendente más travieso me he encontrado.

-Dijo una vez que él le había quitado la sudadera, era obvio que ella estaba bromeando.-

¿Ah, sí?

-Se aproximó más a ella, únicamente con la intención de arrebatarle la sudadera que le había echado antes encima-

Entonces, no necesitarás esto.

-Pretendia no decir nada más, su mirada se posó sobre su contrario quien parecía molesto. Una sonrisa maliciosa de dibujó en sus labios, al verle de esa forma solo se le ocurrió una idea.‐

¿No escuchó? Bien, dije que a usted le gusta ver de más.

¿Cómo?

-Pretendía marcharse después de darle la sudadera, pero eso lo retuvo. Se giró hacia ella y la observó detenidamente; las gafas que llevaba puestas entorpecían un poco el notar sus expresiones-

Repite eso.

No estoy mostrando nada malo...

-Dijo teniendo un ligero sonrojo en sus mejillas, desvió un poco la mirada mientras se cubría con aquella sudadera negra que el hombre le había dado.-

Es usted quien le gusta ver de más.

-Se contuvo de exhalar un suspiro pesado al verla así. Se aproximó y, al pasar junto a ella, le echó encima su sudadera de color negro-

Tápate, coño.