100+, F
El cervatillo asustado podria matarte... Si le acosas demasiado~
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NoName1538556 · M
Fredek Slavkovich no era un hombre a quien se le podía ver reír, tampoco sonreír o siquiera al aire libre a no ser que se tratara de un asunto extracurricular que de manera axiomática necesitaba su sólido apoyo. El mundo lo sabía, y a ello se debía su evidente antipatía a lo que sea que lo rodease, aparentaba ser un hombre férreo, desapacible, áspero y displicente. Pero nadie, absolutamente nadie sabía que por dentro él era absolutamente todo lo contrario y una muy buena razón tenía para aparentar lo contrario: su miedo a volver a perder algo importante para él. En el presente solamente quedaba lo poco que había rescatado, lo exiguo que trajo consigo al levantarse de una terrible caída y que lo había obligado a seguir, pero adoptar algo que muy dentro de él se había formulado después de perder todo lo que tenía en aquel entonces.
Y allí estaba, tras la muerte de el único ser humano que le tendió una mano cuando su existencia se arrojó al abismo de la soledad , se encontraba apesadumbrado, pero las enseñanzas de aquél hombre, supieron dejarle algo en las manos, el absorbente don de la pintura, de la música y el arte en general. Haciendo uso de sus habilidades y debido a su falta de presupuesto monetario, armó un espacio improvisado en uno de los parque más transitados de la bella metrópolis, y se dispuso a dibujar, por supuesto, un retrato a mano de tal alta calidad, costaba mucho más que un agradecimiento, pero la gente le atribuía dinero justo gustosa y él emulaba fingidas sonrisas de amabilidad, después de todo, conocía los trucos de un buen engaño, más no se atrevía jamás a pecar de indiscreción, no había inquisición en su afilado mirar. Fredek buscaba dinero fácil, no historias ni amigos, por ello, su vocabulario mientras trabajaba se reducía a un saludo y a una cobranza.
Y allí estaba, tras la muerte de el único ser humano que le tendió una mano cuando su existencia se arrojó al abismo de la soledad , se encontraba apesadumbrado, pero las enseñanzas de aquél hombre, supieron dejarle algo en las manos, el absorbente don de la pintura, de la música y el arte en general. Haciendo uso de sus habilidades y debido a su falta de presupuesto monetario, armó un espacio improvisado en uno de los parque más transitados de la bella metrópolis, y se dispuso a dibujar, por supuesto, un retrato a mano de tal alta calidad, costaba mucho más que un agradecimiento, pero la gente le atribuía dinero justo gustosa y él emulaba fingidas sonrisas de amabilidad, después de todo, conocía los trucos de un buen engaño, más no se atrevía jamás a pecar de indiscreción, no había inquisición en su afilado mirar. Fredek buscaba dinero fácil, no historias ni amigos, por ello, su vocabulario mientras trabajaba se reducía a un saludo y a una cobranza.