Y ahí fue cuando le subieron los colores al rubio. No tardó nada en acercarse, señalarle como si tuviese la absoluta culpa y empezar a gritarle.
- ¡Estando así no vas a conseguir a ninguna chica, cara de cerdo! ¡Pero como parece que ni interesa y menos que has vivido con una, allá en tu montaña, al menos intenta no perjudicar al resto y quítate eso!