Al rubio no tardaron en subírsele los colores en cuanto recibió el golpe de Inosuke, golpe que no esperó. En otra situación se hubiera frotado la cabeza, dolido, pero en aquella, rojo por el enfado que provocó él con aquella acción, fue que se acercó.
- ¡CÓMO OSAS DECIR ESO DE LAS MUJERES, SO DESGRACIADO! ¡ABURRIDA DICES! ¡Y TOCARME LUEGO, A MÍ! ¡TOCAR TÚ, ANIMAL, MI PELO!
- ¡Cerdo incivilizado! ¡Compórtate aunque sea un poco, ¿Quieres?! ¡Desalmado! - más que pelear, él parecía más centrado en gritarle tanto como pudiese.
Mantenía aún la misma postura, hasta que se cruzó de brazos.
- Y es que claro que no te van a importar, porque no vas a encontrar a ninguna.
No le importaba en lo mínimo lo que dijiese sobre chicas o el qué "les ahuyentara" más lo que le hacía colmar la paciencia es que se metiera con su máscara
─ ¡¿Y eso que me importa?! ¡Vamos a pelear Zenitsu! ¡Ahora mismo!
Y ahí fue cuando le subieron los colores al rubio. No tardó nada en acercarse, señalarle como si tuviese la absoluta culpa y empezar a gritarle.
- ¡Estando así no vas a conseguir a ninguna chica, cara de cerdo! ¡Pero como parece que ni interesa y menos que has vivido con una, allá en tu montaña, al menos intenta no perjudicar al resto y quítate eso!
Y tras sus palabras, alzo la palma derecha sólo para darle un empujón a su hombro sin usar mucha fuerza, sólo para hacerlo moverse un poco. No pensaba dejar que le dijieran cómo debia o no debía vestir y menos alguien tan débil.