El hombre de cabellos cambió su mirada a algo que había detrás, por un momento su expresión se volvió frívola y extendió sus manos hacia los lados manteniéndolas siempre bajas. Cuatro espadas color violeta aparecieron tras del hombre las cuales inclusive eran mas grandes que su propio portador; este señaló al frente y una de ellas respondió apuntando al hombre y lanzándose en aquella dirección como una bala.
Un demonio había quedado vivo aún y la espada pese a no poder matarlo por no ser del material especial bien que lo había alejado del cazador que no había notado su prescencia y casi terminaba siendo atacado por la espalda por distraido; el demonio quedó atrapado en una roca con la gigantesca espada atravesando su torzo y evitando que pudiese escapar.
— Te faltó uno su majestad cerdo... un sirviente como yo no puede matarlo, eso solo lo puede hacer ¨mi rey ¨