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No importa. Haré lo que Kikyo me pida, la voy a acompañar hasta en el mismo infierno (Pens: Si eso es lo que el destino nos depara... lo aceptaré)
 
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Inuyasha · 31-35, M
Digas lo que digas, no conseguirás hacerme cambiar de parecer -Exclama, terco como suele ser y más aun en lo referente a sus sentimientos hacia la sacerdotisa.


Han pasado cincuenta años desde aquél momento donde fuimos engañados por Naraku. Pero aun así, te puedo asegurar que mis sentimientos hacia ti siguen intactos y sin importar lo que pase...

Eleva la mirada al firmamento, al mismo tiempo que aprieta su puño diestro.

Definitivamente te protegeré. Por esa razón, no es necesario que sigas luchando.
Kikyo · 26-30, F
La profunda exhalación de la sacerdotisa quebró el silencio que mantuvo en ese entonces. Llevó una mano a su pecho, donde buscó el latir de su inexistente corazón. Con el pasar de los días, le quedaba más que claro que no volvería a 'aquel entonces'.



Es bastante sencillo para ti decir esas palabras, InuYasha... Mi alma sólo espera el momento en el que la perla de Shikon desaparezca y Naraku sea derrotado, para poder buscar la tranquilidad que le fue arrebatada años atrás... Es imposible que pueda ser esa sacerdotisa que conociste, la que aspiraba por una vida normal. "Y a tu lado", pensó.
Inuyasha · 31-35, M
Está bien si no quieres decir nada, no hace falta que lo hagas...
La suave brisa ondea con timidez las telas carmesí de su indumentaria, al igual que las platinadas hebras que caen a su espalada. Aquella sensación le reconfortaba, el solo saber que estuviera cerca era motivo suficiente para llenar su alma de regocijo.
Lo que sentimos uno por el otro, eso es suficiente. No importa qué forma asumas, siempre serás mi querida Kikyo
Kikyo · 26-30, F
Olvidó, por un momento, lo sencillo que resultaba para el hanyou el ubicarla. Alcanzó a escucharle, después de todo la distancia entre ambos no era mucha. Sus párpados se alzaron con lentitud, y su mirada se concentró en el firmamento.

Supuso que por ahora las palabras no eran necesarias. ¿Qué podía decir? Se oponía rotundamente a la idea de que su esencia fuera la misma que en un inicio porque... bien, ella no era más que un cuerpo hecho de barro y huesos. No poseía el mismo calor que cuando era "un ser vivo". ¿Por qué siempre Inuyasha insistía en verle de la misma manera? Las serpientes caza almas bajaron de las ramas de los árboles, rodeando a la melancólica sacerdotisa. No les prestó mucha atención. Seguía perdida en ese vago pensamiento. "Ser una mujer ordinaria".

Inuyasha · 31-35, M
[Ahora ya sabe lo que debe hacer (?)]

Ha pasado tanto tiempo y aun así... -Cierra los ojos, bajando un poco la mirada antes de hacerlo. Una tenue sonrisa surge en su semblante, aquella presencia jamás pasaría desapercibida gracias a su olfato pero sobre todo el vínculo sentimental entre ambos- Siento la misma calidez que aquella primera vez
Kikyo · 26-30, F
||-Siempre aparece que ve una actualización de este perfil (?).- ||


La sacerdotisa reposaba sobre las raíces de un árbol que lograban resaltar sobre el césped. InuYasha se encontraba detrás, no obstante, optaría por mantenerse "escondida". Le era suficiente con sentir su presencia en la cercanía.

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