-Parpadeó un par de veces, desconcertado y sin saber muy bien cómo responder. Era un niño muy solitario, no tenía amigos más que su hermano mellizo quien, a diferencia de él, estaba más enfocado en el entrenamiento físico que en las artes y la lectura- ... ¡Claro que lo he hecho! -Mintió, solía tocar música a solas, como estaba hasta ahora- De todos modos... está bien, acepto... Pero no llores al darte cuenta de que toco mejor que tú. -Sonrió con arrogancia y lo miró, muy por el contrario a él, con desafío, poniendo la diestra sobre las cuerdas de la guitarra y comenzando a tocar una suave melodía improvisada. La música que venía de su interior era algo oscura y desolada-