¡¿Eh?! Pero qué dices, rey loco... -Frunció los labios, algo asqueado con sus palabras, no porque ambos fueran hombres, sino por la sola idea de casarse; el amor le parecía asqueroso a esa edad- Yo no me voy a casar... Nunca... Que asco, puaj.

Si, podrás sentarte, yo te dejaré, no harás ningún daño. -Le dedicó una paternal sonrisa al menor y de a poco se levantó, le estaban doliendo las rodillas, aún no estaba habilitado para arrodillarse por mucho tiempo.- Eso por el momento no se puede. Yo debo de casarme con una princesa.... dudo que me dejen casarme con un principe, además... aún sos muy joven para casarte y yo soy muy mayor para vos.

¿Sentarme en tu trono? -Le gustaría ser rey de un planeta, naturalmente, así que aquello lo complacía, pero no entendía cómo podía ser posible- ¿Cómo se puede heredar un trono en tu planeta? No soy tu hijo...

Me honra tus palabras, gran Wurm. -Sonrió de costado ante las palabras del chico, a lo cual por unos instantes volvió a acariciar sus cabellos en una completa señal de confianza.- Mi planeta queda en la Gran Nube de Magallanes, específicamente en el extremo norte de la Galaxia. Es un lugar muy hermoso y está acompañado por varios Planetas, es un sistema muy bonito el cual denominamos TAP. Algún día vendrás a conocer mi Reino y te sentarás en mi trono, te lo prometo.

Un rey... -murmuró, mirándolo por primera vez como a un "igual", sintiéndose enormemente complacido cuando el otro se arrodilló ante él, para quedar a su altura, claro, aunque ante los ojos del albino era visto como una forma de rendirle respeto- Bien, te acepto como alguien digno de mi confianza, Máximo de Iscandar. -Sonrió de medio lado- Mi nombre... -Se sintió un poco confundido, por alguna razón sentía que su nombre no debería ser Vildegard, más negó con la cabeza, quitándose esa idea extraña que le había llegado de no sabía dónde- Por cierto, ¿dónde queda ese planeta del que vienes?

Soy Máximo De Iscandar, Rey del Planeta de Iscandar. -Mencionó en un tono suave y sin nada de arrogancia, no se sentía para nada digno de aquel título así que no hubo necesidad de tal tinte de modestia, sino todo lo contrario, fue bastante humilde, a tal punto de agacharse para quedar a su altura.- Pequeño Vildegard, estoy aquí para servirte y cuidarte, así que no dudes en pedirme lo que quieras, siempre y cuando esté a mi alcance.

Oh... entiendo... ¿Cómo te llamas? -Sentía que algo de lo que decía no calzaba con el dejo de emociones que experimentaba. No podía decir que el otro mintiera, pero sentía que había algo más, podía percibirlo en su pecho-

Soy como un tio para ti. Amigo de tu madre. -Se detuvo unos momentos, no le gustaba mentir así que trató de ser lo más sutil posible.- Amigo de la familia. Un aliado más que nada.

Ahm... ¿Un hermano? Porque mi padre sé que no eres. -Se distanció un poco, mirándolo a los ojos para tratar de recordar quién era-

No, solo soy una persona que te quiere mucho y que no recuerdas. -Respondió en tono cariñoso mientras siguió con los masajes en su cabello mientras mantuvo la mirada baja para verle.-