-El Almirante no era idiota, más cuando se trataba de temas delicados. Sabía que aquellas palabras eran quizás un poco incómodas para su esposo así que optó por no seguir más con aquel tema, ya que, no deseaba tener alguna enemistad luego de lo que ocurrió con su hija. Más aún luego de notar su enorme cambio de personalidad en ese último tiempo.-

Qué pregunta la tuya. Sabes que me salteo las comidas seguido por falta de hambre. ¿Me estás invitando a cenar? ¿O te preocupas por mi salud? -Respondió con una agradable sonrisa mientras aprovechó la cercanía para rodear su brazo alrededor de la cintura ajena y así atraerlo con firmeza.- De cualquier modo, me encantaría que comamos algo juntos, hace tiempo que no lo hacemos.