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—Mañana anunciaré mis disculpas públicas por lo ocurrido. No se volverá a repetir. Me aseguraré de que mis siguientes transformaciones no sean en esta galaxia, al menos hasta que aprenda a controlarme.

Se quedó esperando a que su esposo hiciera algo, abriera un portal o al menos le pusiera una capa sobre su desnudez, aunque en realidad tampoco le importaba llegar como un "Adan" a Iscandar. Y en ese esperar, recordó algo.

—Máximo... —Giró la cabeza hacia donde estaba el más alto. Sus párpados algo hundidos por la falta de globos oculares casi parecían verle. —¿Por qué no me dijiste antes que Astrid estaba muerta? —Su voz era excesivamente carente de emociones, aunque si el folkeano conocía bien a su esposo, podría distinguir el dejo de un tono amenazante.
Quizás fue por ello que no perdió esa emoción. Le era y le seguiría siendo útil. Sin amor, probablemente no habría odio.

—Estoy bien. —Dijo con la voz serena y seca. —Estoy mejor que en mucho tiempo.

El dolor había desaparecido, así como sentimientos tan insignificantes e inútiles como la vanidad, que antes eran tan parte de él. Ni si quiera se molestó en sacudirse el polvo y los pedazos de hierba que se le habían pegado al cuerpo y al pelo, luciendo este último bastante desordenado.

Puso su mano sobre el pecho del almirante y lo apartó sutilmente, para después darle una palmadita en la espalda a modo de consuelo, dejando en claro que quién parecía necesitar más un "apapacho", era el mismo Máximo.

—Vamos a casa. —No podía ver los resultados que su transformación habían dejado en ese sector de Folka, pero suponía que había destruido más de un árbol. (...)
Todo ese mini-caos y la alerta que había generado en los equipos que Máximo regía, habían llenado de éxtasis y adrenalina al wurm. Una parte de él había deseado destruirlo todo, saciar su furia, más no había tenido tiempo ni el control para hacerlo, y por fortuna, pues una vez volvió a su forma "humana", supo que no tenía intención de herir a Máximo o a los suyos.

Cuando el folkeano se le acercó, Indra permaneció ido hasta que sintió el tacto en sus hombros. Giró la cabeza hacia la voz de Máximo y se tomó su tiempo para analizar lo que sentía. "No lo odio", comenzó a identificar, "tampoco soy ajeno a él", prosiguió, "creo que aun lo amo. Sí, lo amo." Su capacidad de sentir era distinta, no sentía deseos de refugiarse en ese alto cuerpo que ahora lo abrazaba y le daba un consuelo que no había pedido. Más sí estaba seguro de que seguía sintiendo amor. El amor era una emoción movilizadora, tan fuerte como el odio probablemente, la contraparte perfecta. (...)
[...]iba a proceder con un ataque bombardeo para apaciguar la energía oscura, fue allí donde la forma Wurm desapareció. Estaba bastante lejos como para atraparle pero aún así hizo el intento para llegar donde él. Pese a sus esfuerzos, Indra había caído al suelo.

Para cuando el Almirante logró acortar la distancia lo más posible, lo encontró ya lúcido y desnudo, e instantes después bajó para acomodarse frente suyo. Posicionó ambas palmas sobre sus hombros y sumamente preocupado lo agitó con suavidad para llamar su atención.- Querido, ¿Estás bien? Estuve preocupado todo este tiempo. Lamento haberme ido tanto tiempo. ¿Te lastimaste? -No quería bombardearlo en preguntas, su intriga por saber como estaba era más grande que no prestó importancia en lo absoluto en su seriedad. Instantes después le abrazó de modo protector, mediante su diestra fue acariciando la cabeza ajena.-
[...]gracias al odio, un odio del que no tenía respuestas en ese instante.

Supuso que la situación que estaba saliendo de las manos cuando toda esa energía oscura se fue expandiendo cada vez más sobre el poblado, así que sin dudarlo, dio la orden para que evacuaran la aldea en caso de una contingencia. Fue así como todos se retiraron lo más pronto posible por medio de un portal hacia la base de Blind Justice.
Max por su parte, se encaminó solo hacia la colina a riesgo de no saber si podría parar semejante criatura con su equipo mágico ya listo para ser usado. Ya que, la llegada del primer rayo arrasador, fue suficiente motivo para activar a Bardiche Assault por medio de su conjuro, para segundos después, emerger con su Barrier Jacket.

Haciendo uso de el "Sonic Sail", voló con agilidad hacia la criatura, evitando extraordinariamente los ataques y ráfagas del mismo. De vez en cuando el "Defenser" salió a relucir en forma de círculo mágico defensivo y al momento en que [...]
[...] por lo menos estaba aliviado que, en el lugar en que su pareja descansaba, no le faltaría absolutamente nada de maná para sobrevivir, al igual que todos los nutrientes naturales para que su cuerpo, pese a ser un Wurm, no muera por falta de ellos.

Antes de que caiga el día, con su padre Domingo fabricaron una manta de seda para que su esposo pudiese descansar sin perder su calor corporal, aunque en el transcurso en que ambos iban camino hacia este, todos alrededor sintieron esa energía oscura que pronto se fue expandiendo por toda la aldea, a tal grado de atemorizar a los más débiles y por supuesto, alarmando a aquellos guerreros que defendían el territorio.

Desde la lejanía pudo verlo, esa transformación que sin duda estremeció cada rincón de su cuerpo. Estaba fascinado, como también asustado por ser la primera vez en ver ese lado de su pareja, pero como bien lo había nombrado Alastair, ese cambio se debió [...]
Algo de lo que se destacaban los Folkeanos además de ser conocidos como una raza apacible, era de las supersticiones e instintos, así como también sentir aquellas energías en su alrededor, como toda planta sensible ya que, al fin y al cabo, eso eran estos.

Ese día fue largo, lleno de charlas con los miembros del consejo de la aldea, los cuales recopilaron todo tipo de información sobre la situación y en especial sobre los Wurm. Por parte del Almirante y como su largo título lo reconocía, situó probabilidades de supuestos acontecimientos futuros, cuyas rutas terminarían en 3 posibilidades en aquel momento; un sueño eterno, la transformación de Wurm y un hechizo que podría deshacerse.
Entre cálculos, rutas que no llevaban a ningún lado, terminó descartando la última posibilidad al no encontrar vestigios de magia extraña en el cuerpo de su pareja.

Max se encontraba bastante molesto y frustrado consigo mismo, no lograba encontrar una solución a lo que ocurría, aunque [...]
Pero por fortuna, al ser el despertar del cuerpo original del wurm, la transformación no duró demasiado, y al cabo de unos minutos la gigantesca figura simplemente desapareció en el horizonte.
En su lugar, quedó el cuerpo inconsciente y desnudo del mago, tendido sobre la hierba, con su larga cabellera cubriéndolo a modo de abrigo.

Pasaron unos minutos más antes de que despertara. A ciegas se puso de pie y se quedó ahí, dejando que la brisa meciera su cabello y refrescara su cuerpo.
Su semblante lucía en extremo serio y algo ajeno a todo. Quien lo conociera y lo viera, dudaría que se trataba del mismo hombre que hace no mucho tiempo atrás, había sido coronado Rey de Iscandar.
Con el rostro apuntando hacia el cielo, el cuerpo de Indra se fue estirando, oscureciendo y cambiando en consistencia; parecía duro, hecho de roca.

Una nueva explosión de oscuridad inundó todo, impidiendo la vista de los ahí presentes hasta alzarse como un grueso rayo hasta el cielo, imposible de ver el término. Fue cuando el rugido se potenció, haciendo vibrar los pilares y resquebrajando algunos, y una criatura horrorosa se elevó en dirección a las nubes.
Si tenía ojos, estos no se veían, lo que más destacaba de su cabeza era la horripilante boca. Por todo su alargado cuerpo de aproximadamente 25 metros de largo, chispeaban rayos que iban a parar contra lo que se cruzara por su paso, destruyendo así árboles, rocas y parte de la estructura donde había estado responsando Indra.
El wurm no tardó en avanzar más y más hacia el cielo, abarcando cientos de kilómetros en muy poco tiempo, dejando tras de si un real desastre.
(...)
De un momento a otro y con un movimiento rápido y seco, Indra movió su torso hacia delante, quedando sentado. Sus ojos, o mejor la dicho la ausencia de estos, parecían llorar sangre, ya que el rojizo líquido se derramó como dos pequeños ríos desde las cuencas vacías, corriendo por sus mejillas, manchando la venda que cubría. Un sonido gutural y siniestro comenzó a emerger de su boca abierta de par en par, misma que sufrió una espeluznante transformación, pasando sus siempre bellos dientes a conformarse en una hilera de grotescos colmillos. La boca se abrió más de lo posible, desencajándose su mandíbula y rasgándose la piel de la comisura de sus labios. El sonido gutural pasó a transformarse en un gruñido, mismo que incrementó a un grito aterrador y acabó siendo un rugido.

El aura oscura que siempre había caracterizado al mago, siendo una de sus habilidades, comenzó a rodearlo, inunando el lugar. Su cuerpo empezó a deformarse aun más, su cabeza y cuello empezaron a alargarse. (...)

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