-Su vulnerable y malherido cuerpo, hacía que el mago pusiera especial cuidado en cada roce, cada caricia que daba a ese adorado cuerpo, debía ser pensada con total sutileza, puesto que no quería lastimarle. Quizás ya no podían amarse con la misma intensidad que antes, pero no importaba, se conformaba con la cercanía de su cuerpo, con una caricia ínfima de sus manos contra su espalda y solo admirar su desnudez- ¿Te duele? -Preguntó, recargando el rostro contra su espalda, depositando un beso en su nuca- Quiero abrazarte, pero... luces tan frágil que no sé si pueda.
-No tuvo dificultad en percibir el temblor de su mano cuando le acarició los cabellos, ni tampoco en interpretar ese silencio como una respuesta de dolor. Sin duda, el otro debía creer que no lo amaba aún. Quiso decirle que lo hacía, que su incomodidad era justamente porque lo amaba y tenía miedo de hacerlo, pero al igual que el otro permaneció en silencio, con el rostro aún contra su pecho. Estiró los brazos y lo estrechó con sutileza, esperaba que la tristeza del folkeano se calmara de algún modo. Se sintió egoísta, se sabía amado y eso, a pesar del conflicto interno que le causaba, era reconfortante... Lamentaba que Máximo no pudiera experimentar lo mismo. -
