-Los soldados le guiaron hasta aquel lugar y le alcanzaron momentos después una manta con la que cubrieron al Almirante y aquella cerveza que habían pedido con anterioridad. Sin duda, ese era el lugar perfecto para los borrachos, una zona segura y llena de contención para que puedan descansar antes de cometer alguna locura. El pelinegro se acurrucó tranquilamente sobre el sofá a lo que poco a poco la calidez y las caricias fueron ideales para arrullarlo hasta caer profundamente dormido. Nadie los sacaría del bar hasta que el Almirante despierte y pague lo que correspondía, al fin y al cabo él era el Rey de ese lugar.-

Dentro, dejó que los soldados lo acostaran en uno de los grandes sillones y luego se acostó él ahí, miró al soldado con el que había estado hablando y le pidió que por favor le enviaran su cerveza folkeana a ese lugar. -Así que eres un ebrio escandalozo... -Murmuró, hablando más consigo mismo que con su compañero, debido al estado en que estaba. Le acomodó unos cabellos y le acarició un costado, notando que podía sentirle los huesos con más claridad que antes, evidencia de que estaba adelgazando; ya hablaría de eso con él también, de hecho, respecto a su salud y estado actual, tenían una conversación pendiente.

-No entendía bien dónde se quería dirigir el más alto, pero accedió a seguirlo, especialmente para asegurarse de que no se cayera. En eso, cuatro sujetos se les acercaron, Indra los miró, notando que iban a apoyarlo así que les dejó hacer. Escuchó la anécdota que le contaban sobre Máximo, le hubiera gustado verlo hacer el ridículo, incluso él hubiera participado de algún alboroto de ebrios, lo había hecho muchas veces. -¿Sujeto del parche? -Preguntó, pensando automáticamente en Máximo sin el Black Hole; ya le preguntaría sobre esa pelea en el bar. -Descuiden, lo cuidaré bien. -Dijo, entrando al sector VIP. {sigo}

El tan hecho de querer ir hacia allá, alertó a los soldados quienes fueron hasta donde ellos para ofrecerles una ayuda. Los 4 hombres, hicieron un ademán con la cabeza al albino para que le siguiera, mientras que uno de ellos, el de procedencia Terrestre trató de darle una charla amistosa al Wurm.- Por suerte no tiró nada o hizo escándalo. La vez pasada que se embriagó, subió al escenario y cantó media canción, tenías que verlo como lloraba en ese estado, creo que se había peleado con... ¿Con quien era? -El muchacho se volteó a ver a uno de sus compañeros esperando que le ayuden.- El sujeto del parche. No sé su nombre. -Agregó con una risa.- Pero en personalidad era muy parecido al Almirante.

-Su tambaleo no duró demasiado gracias al repentino agarre de su compañero, se sentía a salvo de no caer y eso sin duda le generó bastante seguridad en él, pronto sus brazos se rodearon alrededor de su cuello para aferrarse de no caer al mismo tiempo que por instinto correspondió el beso. Aún no tenía la capacidad para razonar y eso era lo que mantenía en alerta a sus soldados, ellos sabían lo que pasaba cuando estaba demasiado ido, corrían riesgo de ser atacados o simplemente cayera dormido. Por fortuna, la calidez del abrazo y todo el cariño, de a poco generó que los párpados de aquel Almirante poco a poco comiencen a pesarle. Ya no tenía la capacidad para responder a sus palabras, más solo trató de dirigirse hacia la zona VIP donde allí yacían varios sillones, lo totalmente amplios como para pasar tranquilamente como una cama de 2 plazas. [sigo]

-Rió de nuevo, dándole una suave mordida a su labio inferior -¿Comerte? ¿Eres adivino? Porque claro que te voy a comer. Aunque así ebrio como estás, no. -Rió, apoyando la cabeza contra el pecho del más alto- Quiéreme, Máximo... -Pidió, sonando repentinamente un poco triste. Alzó la vista y clavó su mirada ambarina en los ojos ajenos. -Necesito que me quieras. -Tomó aquel rostro entre sus manos, acariciándole las mejillas en el proceso. No estaba seguro de que le entendía en aquel estado, pero no le importó. -Quiéreme más que a nadie en el mundo.-Era un cambio drástico a cómo pensaba hace un tiempo atrás, cuando le aconsejó no enamorarse de él, y es que algo estaba creciendo en el corazón de Indra, algo que aunque se negaba a aceptar, era más fuerte que él.

-Expectante, en el limbo entre desatar su furia o sumirse en la alegría, Indra esperó con paciencia a que Máximo le diera una respuesta, y cuando la obtuvo sintió que se sacaba de encima un enorme peso. Su cuerpo se relajó, su semblante se suavizó y sus ojos se enternecieron.
Se puso de pie también, afirmando a su compañero por el hombro para que no se cayera y sin más, le plantó un apasionado beso en los labios, saboreando el dulzor de su embriaguez. Rió contra esa boca a causa de sus últimas palabras, ignorando adrede su comentario respecto a la venganza. -¿Así que te vas a casar conmigo? -Preguntó en un tono coqueto, frotándose un poco contra el pecho ajeno, con aires algo felinos- {sigo}

Claro que si... estás hermoso Indra... me encantas... estoy muy feliz de haberte conocido... -Sus palabras eran sinceras aún estando en ese estado de ebriedad. Adoraba a ese albino y hasta tenía pensado proponerle matrimonio en el poco tiempo que estaban juntos, lo iba a hacer sorpresa pero la situación le jugó en contra.- Nos casaremos algún día... vos y yo, seremos los reyes de este mundo... pero tengo miedo de que me comas... -Soltó una carcajada divertida mientras de a poco se levantaba, tambaleándose pero lo hizo.- ¡Además debo de ir con tu madre! No quiero que cometas una estupidez por impulsivo... la venganza no es buena, trae muchas cosas malas....

-El Folkeano se estaba yendo de boca, más de lo que pretendía, pero no lo sabía, para él, pensar antes de actuar era imposible, más en esa situación de ebriedad. Más solo fue asintiendo con la cabeza ante las preguntas impuestas por el albino, al menos con la primera. Podría seguir pero el mero hecho de que le pidó que parara fueron suficientes para no hablar más, al menos por un rato.
Entrelazó como pudo su dedo con la ajena, un gesto que sin duda generó comprensión y cariño. De a poco fue alzando la cabeza para buscar su mirada, aunque sus ojos estaban más perdidos que otra cosa.- Si no fueses Wurm.... -Las preguntas que hizo eran demasiado para su intelecto en ese instante, quería responder pero le costaba mucho trabajo, meditó la forma en la que deseaba, o bueno trató de modular con la poca coherencia que le quedaba
[sigo]

-Podía sentir el despertar de una envidia (y celos) espantosos, en su interior la oscuridad pugnaba por salir, más no era estúpido y sabía que de haber armado un alboroto, habría acabado arrestado, si no muerto. No se atrevería a dañarlo, por lo demás, pero haber destruido parte del lugar habría sido una reacción bastante esperable del wurm de la Envidia y contener esos impulsos le estaba costando cierto trabajo... Hasta que escuchó las últimas palabras. Necesitaba saber más, ¿sí lo quería? ¿O es porque era un wurm? -Shh... Para. -Estiró una mano y tomó la ajena, dándole una caricia ambigua sobre el dorso; mitad cariño, mitad enojo, suave pero firme. -Amas a los de mi raza, entiendo, ¿pero si yo no fuese un wurm, compartirías tu vida conmigo? ¿Estaría en este lugar, cenando contigo si no fuese un Schwarzer? -La seriedad en su entonación seguía presente, aunque ahora había un extraño tono de súplica, quería escuchar que era especial para él-