-El pelirrojo por su parte observó con el ceño fruncido de modo caprichoso en infantil el cielo, como si estuviese enojado con este por la pronta tormenta.- Bien bien, vamos a la cafetería, pero no iremos a una normal.

-Continuó con la caminata hacia un callejón, bastante oscuro, a excepción de un cártel de luces que alumbraba los alrededores con colores llamativos, constante cambiando de gama. La entrada era subterránea a lo cual debían de bajar unas escaleras para entrar.-