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IgnisScientia · 31-35, M
—¡A-Aramis-san..!— Aquello fue lo único que alcanzó a pronunciar de sus labios al sentir la brusca pero placentera caricia sobre su piel. Estaba tan nerviosa y distraida por los gestos y las palabras de su maestra que ni siquiera se percató de cuando ni cómo se escabulló bajo su vestimenta.
Se abrazó impulsivamente a la fémina, tomándola por los hombros y aferrándose con las uñas sobre la nívea piel de la elegante doncella. La reacción de su cuerpo era fuera de lo común; sus piernas perdieron fuerza y casi cae, motivo que le hizo aferrarse con más insistencia a Aramis.
Respiró de manera agitada y constante, como si quisiera controlar la vorágine de sensaciones que provocaba su tacto tan directo.
—No...N-No necesita reafirmar nada... Ya sabe que soy suya... Todos lo saben...— Susurró al oído de su maestra a manera de súplica, mientras ocultaba el rostro en su cabellera y hundía los labios sobre el cuello de Aramis, intentando silenciar sus jadeos de cualquiera que pudiera escu
Se abrazó impulsivamente a la fémina, tomándola por los hombros y aferrándose con las uñas sobre la nívea piel de la elegante doncella. La reacción de su cuerpo era fuera de lo común; sus piernas perdieron fuerza y casi cae, motivo que le hizo aferrarse con más insistencia a Aramis.
Respiró de manera agitada y constante, como si quisiera controlar la vorágine de sensaciones que provocaba su tacto tan directo.
—No...N-No necesita reafirmar nada... Ya sabe que soy suya... Todos lo saben...— Susurró al oído de su maestra a manera de súplica, mientras ocultaba el rostro en su cabellera y hundía los labios sobre el cuello de Aramis, intentando silenciar sus jadeos de cualquiera que pudiera escu
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