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— Si así se requiere, "normal" puedo verme.
 
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Idris · F
— Gracias por recordarlo.

-Ya, es la señal que esperaba para dormir por algunas horas. Preludio de sueños agradables con el viento fresco susurrando direcciones, cuentos que no va a recordar al despertar. Deja que las ideas se derritan conforme se escurre en El Velo.-
Nexialist · 22-25, M
-Se sorprende un poco viniendo de alguien que cumple cualquier trabajo con la excusa de "a veces toca". ¿También hará excepciones con los asesinatos? Duda, ¿hasta dónde estaría el límite?-

Hm... ¿no has robado nada? Eso explica por qué no recuperaste la lanza.

-¿Cómo siquiera contestar a eso? La crudeza del demonio se escapa con una naturalidad casi molesta mientras parece dar un último resoplo antes de que la respiración se vuelva tan sutil como para simular la muerte.-
Idris · F
— Los he incumplido.

-No iba a engañar a nadie presumiendo un historial impecable que no existe. Echa el rostro hacia atrás hasta que siente como topa contra la corteza , fantasmas de luces lejanas bailan bajo sus párpados.-

— No lo recomiendo.
Nexialist · 22-25, M
Si, en lo que los alaban o exorcizan podría robarles. -Finalmente se cruza con los ojos de ella, dura unos segundos más en los que mantiene la calma en silencio. Cierra los ojos, sus rubíes desaparecen y casi que el rostro se ve más amigable.

Otro par de respiraciones, el aire es tan fresco que no parecen golpeados por el calor del día.- O tal vez nos den el dinero. ¿Alguna vez has... -Respira hondo casi como un bostezo mal hecho.- ... robado sin contrato?
Idris · F
— ¿Hmh? Haha... Ah, si pasa entonces los puedes hincarles los dientes. Aún no sabemos.

-Cachorro curioso, se preocupa demasiado. Sd mantenía con las ojos cerrados en suspiros tan suaves que apenas se le nota como respira pero la mirada ajena es "pesada" ¿Le salió una segunda nariz acaso? Le mira de reojo, el calor ha hecho mella, el sopor de la tarde llama.-
Nexialist · 22-25, M
En ese caso diste un buen tramo.

-Respira profundo, sin todo ese cuero encima se siente tan liviano y fresco que podría incluso volver al sol sin remordimiento por el calor. Él no mira arriba, ni abajo. Ahora la está observando a ella con cierta curiosidad, el sol no se mueve mientras memoriza algunas facciones. Como si buscara razones para no creerla humana, puede que esté exagerando.-

¿Qué haremos con los paganos del Sureste? Podría llamar espíritus. -Su voz se oye un poco más serena mientras está con las manos desnudas rozando el pasto como si acariciara la tierra.-
Idris · F
— No todos. Se aprende en el camino, a bailar, a beber, entre otras cosas.

-Alza su mirar a lss copas de los árboles, aún en tan decrepita forma se alcanzan a ver algunos retoños verdes y suerte, que sino ni sombra tendrían. Aparta algunas de las ramas. Opta por recargar la espalda contra el tronco, bajo las hojas, bajo la sombra el tiempo se siente lento, el aire más ligero.
-
Nexialist · 22-25, M
Aunque dan ganancia. Aunque bailar no estuvo mal.

-Se aproxima a los árboles que por suerte no son parlantes ni tienen rostro alguno. Se tumba y se le escapa un suave quejido, claro, no lleva más su armadura.-

¿Tu gente de los Yermos baila igual que tú? -Sería lo normal salvo que fueran una tribu de salvajes, algo que hasta ahora no ha demostrado ella con toda la paciencia que parece tener.

Habían ramas desperdigadas por el suelo, pensó que era una lástima no traer ratas consigo.-
Idris · F
— Pues claro que no. Son mucho más costosos.

-Pueden avanzar de día pero no le apetece, le señala un triste puñado de árboles secos, a saber cómo se mantienen pero funcionan perfecto para huir del calor del día y de ser necesario iniciar una fogata, para quemazón, asar patatas o hasta ratas. Opciones tienen.-
Nexialist · 22-25, M
-El suelo termina marcado de pisadas que no se superponen. Fue un dueto sin dolor ni gloria, no es la primera vez de Jhyan bailando tan frenético pero si la del diablo que ahora estaba cauteloso frente a ella a pesar de que su cuerpo se imponía sin timidez para oírla.-

No todo son hurtos y puñaladas. -Sus rubíes se clavan en los ojos de la mujer, pocas veces se queda tan detenido en su rostro sin casco. Se separa con una lenta gracia y finalmente su cuerpo se relaja, pocas veces baja tanto la guardia en un encuentro tan íntimo. Mala costumbre que se le iba, no tuvo que rozar la daga que lleva bajo la tela en ningún momento.-

Ahora busquemos algo de sombra, es mejor avanzar de noche.

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