–¡En serio! –le brillaron los ojos y sonrió de oreja a oreja, para luego carraspear e intentar, sin mucho éxito, volver a una expresión algo más seria y profesional-- Digo… si, andando.

Empezó el descenso por la colina, a lado de la peligrosa mujer, tratando de pensar en que podría ser de utilidad si en el bosque se encontraran a alguna bestia o criatura peligrosa. Estaba seguro de que en un momento de extrema necesidad podría usar una de las runas más fuertes que tenía, pero eso no era algo que quisiera gastar. En especial por que no estaba seguro de si luego de usarla le daría tiempo para huir de los efectos. Era una de esas runas que obligaban a la gente a dibujar mapas otra vez…

Perdido en sus pensamientos, fue arrancado de su burbuja cuando ella mencionó a los fantasmas y se puso algo pálido.

–Oh no, no pienso molestara ningún fantasma otra vez, son seres muy rencorosos y con muy buena memoria...