–... a salirse de su “zona” y a atacar otros lugares. Si ofendes gravemente al fantasma podría perseguirte no importa a donde vayas…
Habría seguido hablando y explicando pero se detuvo, con las orejas rojas y el rostro algo encendido. De pronto tartamudeó y sonrió una disculpa a su compañera.
–Perdón, a veces cuando hablo de estas cosas no me doy cuenta y sigo y sigo… –se aclaró la garganta y señaló al frente entre los árboles– creo que estamos muy cerca.
–Perdón. Quizá decir que “tienen” memoria no es lo más correcto.
Cabiló sus palabras un poco mientras avanzaba entre el camino que iba abriendo con habilidad su compañera.
–Lo más preciso sería decir que no son nada más que memoria. Si son en particular fuertes o poseen una fuente de poder que los manifiesta puede ser más dificil lidiar con ellos pero por la misma razón son más inmutables. Una vez que los “eliminas”, son desterrados para siempre.
Entonces sacudió la cabeza y reprimió un escalofrío.
–Lo peligroso es cuando son menos poderosos, por que se vuelven mutables con el tiempo. El fantasma de una mujer que ahogó a su esposo se dedica a asesinar hombres infieles en las calles. Pero conforme pasa el tiempo puede cambiar por las energías alrededor y su “memoria” podría volverse menos parecida a su esencia real… –hizo un gesto como si amasara la masa para hacer un pan– de pronto ese mismo fantasma empieza a matar a cualquier persona, a cualquier animal... (sig)
-No entiende porque intenta mitigar la emoción ¿Los paganos no pueden expresarse con libertad? Quizá algún motivo personal, uno que le resulta peculiar.
Por cada paso que Morgan da, ella avanza dos por la amplitud de la zancada, avanza y se detiene para asegurar que vayan relativamente a la par. Con las manos enguantadas va apartando ramas y maleza abriendo un camino invisible hacia un peligro en potencia ¡Gajes del oficio! entre arbustos bajos salen alimañas y hasta algunos cerditos salvajes, todo muy "normal"-
¿Tienen memoria? De hecho, me pregunto ¿Por qué algunos fantasmas se enfocan tanto en aniquilar vivos? ¿Dan premios, ganan algo?
–¡En serio! –le brillaron los ojos y sonrió de oreja a oreja, para luego carraspear e intentar, sin mucho éxito, volver a una expresión algo más seria y profesional-- Digo… si, andando.
Empezó el descenso por la colina, a lado de la peligrosa mujer, tratando de pensar en que podría ser de utilidad si en el bosque se encontraran a alguna bestia o criatura peligrosa. Estaba seguro de que en un momento de extrema necesidad podría usar una de las runas más fuertes que tenía, pero eso no era algo que quisiera gastar. En especial por que no estaba seguro de si luego de usarla le daría tiempo para huir de los efectos. Era una de esas runas que obligaban a la gente a dibujar mapas otra vez…
Perdido en sus pensamientos, fue arrancado de su burbuja cuando ella mencionó a los fantasmas y se puso algo pálido.
–Oh no, no pienso molestara ningún fantasma otra vez, son seres muy rencorosos y con muy buena memoria...
-A punto de soltar una carcajada, es un... Es muy observador, como recompensa por sus agudos sentidos deposita suaves palmaditas por encima de su hombro.-
¿Acaso te gusta molestar fantasmas? Esos sitios están malditos, aún apestan a mirra.
-Ah pero seguro dentro esconde toda clase de polvorientos tomos que el Arcanista querrá tener entre sus manos, inspeccionar con sus lentillas raras y murmurar sinsentidos contra las tapas de cuero ennegrecido, aceptando el silencioso rumbo de acontecimientos avanza unos pasos.-
No se esperó que ella preguntara, desmoronando su fachada de aventurero, así que titubeó un poco mientras escaneaba con disimulado frenesí el bosque. Al final, y con mal disimulado alivio, algo captó su mirada. Una vieja catedral se erguía abandonada muy a lo lejos, entre unas colinas y el denso corazón del bosque.
–Eh... –carraspeó aclarando su garganta– veo una catedral que nunca había detectado antes. Allá, entre la espesura.
Señaló con su mano e intentó recuperar la postura elegante, aunque con los fallos que causaban su distraída mente, atrapada ya por las posibilidades que podrían haber dentro de aquel derruido edificio.
-Cuando quiere, Morgan puede ser sigiloso y tiene en alta estima la agudeza de sus propios sentidos. Aunque todo parece indicar que algo se le escapa, incapaz de discernir qué es "lo curioso".-
