¡Bah! Tanto por un desfiladero, ni tan alto para colmo. ¿Dos, tres metros? Quizá. Mira al fondo donde ni había pastizales salvajes, el polvoriento camino se abre paso entre hierba seca y piedra suelta, eso explica los sonidos de antes.

Pues nada, podían rodear... Pero recién recuerda que no es ella quien va cargando un perro muerto: la fanfarria metalica es preludio al salto, flexiona las rodillas... Y se deja caer hacia el camino.

Sordo fue el impacto del metal con la hierba mísera, hasta entonces voltea hacia arriba como quien aprecia casualmente el buen clima que hace.-

— Sigues ahí, hm...

-El modo encontraría, sigue parte del camino rumbo al falso sur, por si acaso otra suave contemplación basta: Humo.-