Ice se cruzó de brazos y degustó el miedo en el rostro contrario que, a diferencia de sus días de adolescente, ya no sabía dulce sino que tenía tintes amargos. La chica se giró a ver a sus compañeros como si pidiera auxilio pero todos hicieron caso omiso, volteando a seguir sus tareas como si no hubieran estado pendientes hace unos minutos; la incapacidad humana para auxiliarse unos a otros le causó nauseas a Moonlight.

—Quiero ver a tu supervisor y considérate afortunada si no menciono tu torpeza a mi padre. O si sigues trabajando aquí al final del día.

Escuchó que, por la radio que llevaban para comunicarse entre pisos de manera más eficiente, dijeron un nombre que resonó en su cabeza como el eco de un fantasma del pasado... "Ericcson". ¿Sería ese el hombre horrible del que se encargó hace años?