No esperaba ver tal reacción tras la respuesta. No sabia como reaccionar, en un comienzo se llegó a imaginar que se estaba burlando de su respuesta, pero de alguna manera no parecía el tipo de persona que haría eso. Terminó de escuchar en silencio lo que parecía una adulación para el peliverde.

— E-Este... Supongo que es una buena idea desde mi punto de vista. Aunque podríamos decir que es una buena forma de utilizar el mal contra el mal...

Estaba algo avergonzado, a pesar de que su personalidad había cambiado, aún quedaba remanencia de lo que alguna vez fue. No paso mucho para que volviera a hablar como si estuviera prediciendo el futuro.

La iluminación fue repentina, en un parpadeo ya se veían rodeados por la policía, ¿Lo habrá traído a propósito para incriminarlo? Imposible, no podría imaginarse al contrario tendiéndole una trampa, por lo que esperó en silencio a ver como él reaccionaba a la situación.

—Así que no sólo detendrás a los corruptos que planean cometer un crímen biológico a gran escala, sino que también usarás el parásito en tu beneficio. Una tercera vía que ni yo mismo pude predecir, ¡simplemente sobresaliente, mi joven héroe!

Varios aplausos más dejó salir. Luego, observó la hora de un reloj de bolsillo, miró en dirección de la puerta de la bodega.

—Mhm, y el reparto hace su entrada.

Los faros de varias partullas de policía iluminaron el lugar. Varios agentes, alarmados por las dos inesperadas presencias, bajaron, desenfundaron sus armas.

—¡Ahahaha! ¡Espléndido, magnífico!

Había dejado salir una sonora carcajada, apenas podía con esa sonrisa de satisfacción. Sujetó su vientre al reír; mas no había sido aquello un intento de mofa, ni la demostración de que encontraba en el sucedo un retorcido placer. No, estaba extasiado por esa respuesta, una opción que nunca vio venir.

Y es que la predicción que se había formulado en cuanto a la desición del joven había fallado, y si algo amaba más que encontrar la verdad, era equivocarse. Porque descubrir la verdad su profesión, pero, ¿equivocarse? Sólo así podía encontrar sorpresas, lo incognoscible e impredecible.
(...)

(...) Pero al seguir escuchando la explicación del mayor, todo cobró sentido. Los ojos del menor se abrieron un poco mas tras la revelación. ¿Los hacia trabajadores? Sonaba absurdo, pero no parecía esta bromeando. Lo miró con seriedad antes de abrir la boca.

En cuanto llegaron a su destino bajo del auto a la par que su acompañante, seguía cada acción con su mirada caída, pero pronto todo cobraría sentido.

— ¿U-Un ciudadano modelo...? Debe ser una broma... Pero ahora vero por que me lo preguntas. Supongo que yo no soy nadie como para realizar una elección de esa magnitud, pero si de verdad quisieras saber que es lo que haría, entonces te diría que es un arma bastante eficiente como para detener a un parasito mayor... Obviamente hablo de los villanos. —

Se mantuvo en silencio, mientras viajaban. La incertidumbre de lo que hablaban cada vez lo hacia sentir mas incomodo, eso fue en un comienzo, mientras la intriga crecía por otro lado. En el fondo no sabia a que quería llegar, parecía como si quisiese hacerlo a propósito.

Su forma de hablar era extraña, pero a la vez parecía ser bastante educado. El peliverde se mantenía en silencio, parecía que estaba desganado o sin interés, pero en el fondo estaba pensando en cada palabra que decía el contrario.

Por como hablaba, demostraba ser un detective bastante competente, casi una eminencia en su profesión. Si solo lo habían contratado para descubrir este caso, entonces, ¿Para que quería decirle al respecto a un menor? Si bien el chico era conocido por sus actos, ¿Por que inducirlo en ese tema?

Cuando comenzó a explicar la acción que tomaron los policías al enterarse del caso, fue contraproducente si el parasito fuse un peligro para la sociedad. (...)

—Así que reitero mi pregunta, Deku: ¿Qué harás con esta verdad? En una hora, esta criatura puede ponerle punto final a tu lucha y la del resto de los justicieros trajeados que habitan esta ciudad.

Tomó nuevamente el tubo de ensayo, un gusano largo y delgado ya lo habitaba. Luego señaló a uno de los hombres.

—Hace tres años, un pequeño pueblo en la mitad del Congo descubrió este curioso especímen. Se aloja en el cerebro humano y lo consume a un ritmo alarmante... pero más alarmante, e interesante, es qué específicamente consume.

Se aproximó a uno de los hombres, tronó sus dedos frente a él. Ni una reacción hubo, él siguió en su labor, descargando y acomodando caja tras caja.

—En resumen, el infectado se convierte en lo que muchos considerarían un ciudadano modelo. Silencioso, trabajador, una mente unidireccional con el único objetivo de servir por el bien común, seguir las órdenes que le encomienden. ¿La pequeña aldea de la que te hablo? No ha tenido un sólo crimen, de ninguna especie, en tres años. (...)

(...) —Han optado por no hacer nada al respecto, a sabiendas de la gravedad del asunto. La razón, la desconozco; soy un detective y como tal, mi trabajo es encontrar la verdad, simplemente.

Se estaban acercando, el salino aroma del mar próximo al muelle se los anunció. Cual fuese un augurio, la lluvia se acentuó, y un relámpago iluminó brevemente su destino: Varios trailers se veían a la distancia, su cargamento siendo dispuesto por figuras encapuchadas.

Detuvo el automóvil, sus faros anunciaron su llegada. Los hombres que bajaban cajas de los trailers los miraron por breves instantes, luego siguieron en lo suyo. Cual autómatas, o algún tipo de zombie. Inexpresivos, silentes, sus ojos perdidos en la nada mientras continuaban su labor.

—Y la verdad les he dado, como me lo pidieron. La misma verdad que te daré a ti, muchacho. Mi pregunta, entonces, es la siguiente: ¿Qué es lo que harás con ella? (...)

—No hay alma en esta ciudad que no te conozca, muchacho. Soy Herlock Sholmes, detective. Pero las presentaciones habrán de esperar.

Presionó un botón la costado de sus goggles, su Beetle de color beige, aparcado cerca de ahí, anunció su presencia entre la oscuridad al parpadear sus faros.

—Lo primero que debes saber es que el parásito no ocasiona la muerte, aunque eso no lo hace mejor. Mi trabajo fue averiguar su origen y efectos, lo cual, por supuesto, completé sin contratiempo. ¡Juego de niños!

Exclamó con orgullo mientras conducía, con el joven en el asiento del copiloto. El sonido de la lluvia golpeteando el automóvil les acompañaba mientras avanzaban de camino a las afueras de la ciudad, a un conjunto de bodegas privadas cerca de los muelles.

—Sin embargo, poco se hizo al respecto cuando lo descubrí. La jefatura de policía se encargó de contratar mis servicios, por si te lo preguntabas. Tienen conocimiento del futuro paradero de estas criaturas, pero por alguna razón

Alzó la vista, para poder ver la explicación del mayor. Intentó mantener su máxima concentración en ello, a la par que mantenía sus ojos desgastados y caídos. Esperó a que terminara, parecía que intentaba explicarle algún movimiento criminal, aunque no estaba del todo seguro. Volvió a ponerse de pie para acercar su mirada y acercarse a ambos tubos, uno a la vez.

— ¿Alguien esta... Contaminando el agua...?

Alzó mas su vista hasta encontrar la ajena, suspiró antes de hablar. mantuvo su silencio numerosos segundos.

— No soy el mejor espía que pudiste buscar, pero dime una cosa...¿Eso puede matar a alguien...? Explícame con mas detalle por favor

Se calló de manera abrupta e intentó sonreír de una manera notablemente forzada, intentaba actuar "normal".

— S-Soy Deku... Supongo que ya me conoces...