─ Las guerras siempre existirán, cariño. Cuando los seres aprendan a entender y comprendes otros puntos de vista. O más bien, no dejarse guiar por el poder. Y el destino capaz lo quiso así. ─ Hace una pausa para acomodar uno que otro cabello alocado de su sobrina. ─ El destino nos lleva a nuestros tesoros luego de ver nuestros actos.
-Sus pupilas resplandecen llenas de felicidad al imaginarse aquello, finalmente admiraba mucho el amor que se profesaban su Tío y Tía.-
— ¿Guerras? ¿En verdad eso existió? Yo no sé mucho, madre siempre me mostraba algunos retazos del pasado, no se como sea una guerra o sus consecuencias. Sin embargo inclusive ustedes se encontraron. ¿Cómo se le llama cuando conoces a alguien y te enamoras al instante? ¿Destino acaso?
— ¿No te casarás? Todas decimos lo mismo hasta que se nos cruza la pieza justa en nuestros corazones. A tu tío hacia mucho que no lo veía, y con solo verlo nuestra conexión es instantánea. Es amor pero también compañerismo. — Comentó con tranquilidad viendo la fotografía sintiendo tantas emociones que parece que vuelve a ese tiempo. — ¿Cómo lo conocí? Verás.. Las guerras no siempre traen desgracias. La guerra me lo trajo a mi.
— Pequeña rosadita. — Siempre que la ve , involuntariamente le genera una dulce sonrisa. — Claro, ese el vestido de novia. ¿Te gusta? Capaz cuando te cases te lo regalé. — Comentó viendo la fotografía con añorada nostalgia.
