Por su parte, el azabache no dudaba en proseguir ese exquisito beso, el que sólo podría disfrutar con la única mujer a la que más amó, esto mientras los brazos seguían atrapando esa delgada cintura, atrayéndola totalmente hacia su cuerpo como si no quisiera soltarla nunca; fue en ese instante cuando sintió la necesidad de responderle. — Lo sé, pude escucharte aun en los momentos más difíciles. Te amo, Eimi... —

Cual dama enamorada como la primera vez, continúo con esa danza que ambas bocas hacían , deslizándose y degustándose muy despacio. Los brazos femeninos rodearon el cuello masculino quedando más apegada a él , anhelando este momento ; lo extrañó como nunca. Apenas ese eterno y dulce beso se rompió , y oír aquello , en la dama solo se vio una profunda y amplia sonrisa. — Siempre estuve contigo, cariño. Ahora y siempre. — Finalmente , los labios femeninos otra vez se volvieron a unir con los de él , disfrutando más aún ; esa sonrisa aún no se borraba de su rostro.

No dudó en proseguir aquél cálido beso, donde los labios de ambos se acarician el uno al otro en una danza mutua y correspondida, mientras los brazos del azabache se elevaron rodeando la delgada cintura que posee su amada, acogiéndola en un abrazo donde la atrajo mucho más hacia su cuerpo, como si quisiera protegerla para no volver a soltarla nunca más. Se separó apenas para observar hacia los ojos de quien aún consideraba su esposa. — Eimi... quédate conmigo, para siempre. — Y dicho esto, volvió a acercarse para besarla a nueva cuenta.

El corazón de la fémina se detuvo al oír tan bonitas palabras porque había pasado mucho tiempo y no sabía sinceramente si ese sentimiento regía aún en él. — Kai.. Es tan grato que ese sentimiento sea mutuo. Jamás he dejado de amarte.. — Susurro esas palabras y en cuánto el rostro masculino se acercó al propio , involuntariamente la mirada femenina se cerró dejándose llevar por ese tan cálido y deseado beso.

Aproximó los labios hacia los de ella, la sentía tan viva, tanto que hasta podía escuchar las pulsaciones de ese corazón que tanto amó, así que no pudo evitar decirlo. — Nunca dejé de amarte. — Asomó un poco más el rostro hacia el femenino, hasta que finalmente los labios masculinos atraparon a los ajenos en un cálido beso, quizás el más cálido que le ha dado hasta ahora.

— La misma muertes y todos los círculos del infierno hasta los escalones que dirigen el cielo cristalino.. Kai ¿Qué sucede? — Las mejillas femeninas ahora eran acariciadas con las yemas de sus dedos pulgares provocando un pequeño y casi notorio rubor rosado en tal lugar. Los azulados ojos de la albina se perdieron en lo de él tratando de entenderlo.

— Una vez me dijiste que atravesarías la misma muerte con tal de reunirnos, veo que fue totalmente cierto. Eimi, yo... — Sus azulados ojos no dudaron en atisbar hacia los ajenos, eran tan cristalinos, definitivamente le pertenecían a la mujer quien supo conquistar el corazón de un guerrero quien lo perdía todo una y otra vez, en un constante ciclo de vida y muerte. Empero, ella estaba ahí, no pudo evitar elevar las manos y sujetar así las cálidas mejillas que la albina posee, deslizaba sus dedos por esa suave y tersa piel como ninguna otra.

— Tampoco te queda mal , Kai. — Si , ha pasado tanto tiempo que seguramente cosas totalmente peligrosas ha cruzado ese Izanagi. Sin embargo, cuando él tomo sus manos la joven peliblanca de melena corta , no pudo resistir en sonreír con ternura ; estaba en paz el saber que ha vuelto. — Si , a mi también me da gusto que estás bien y aquí.

— Ah... esto... Es una larga historia que te contaré, quizás con todo lo ocurrido te parezca algo increíble. — A diferencia de otras ocasiones, el azabache no podría mostrarse distante ni mucho menos indiferente con ella, se acercó y tomó las manos ajenas palpándolas; al instante lo notó, eran cálidas, para nada se sentían frías. En serio, ella estaba con vida y habría regresado. — Eimi, en verdad me alegra verte. —

— Lo he notado. — Diría referiéndose al tono de sus cabellos. — Kai, querido , no importa que haya pasado para mí serás el mismo que he conocido. — Esboza una gentil sonrisa transmitiendo calma.