- Mmm creo que te estas olvidando de un par ¿No crees? Revisa bien - dijo la kitsune volviendo a mover sus colas lentamente para no marear a ese apuesto hombre.

Dificil, es una tarea dificil cuando se cuenta con solo un ojo para avistar el pelo de todas esas olas sombrias, de aroma a tierra mojada. - A ver... una, dos, tres... cuatro? - Da un paso mas, ajustando la postura, inclinando el cuerpo en una cercania palpable para una mano curiosa que casi anima a pescarle una de las colas.

— Mmm... ¡Lo reto a contarlas! —dijo divertida la kitsune, moviendo esas peludas colas en una danza casi hipnotica.

- Y, a usted... cuantas colas le bailan por detras? - Nada vergonzoso, tiene que estirar el cuello para alcanzar a ver la parte trasera de tan frondosa princesa.