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Erzebeth · 26-30, F
**No hace falta gran esfuerzo para los guerreros de su raza el localizar a algo que es atípico del ecosistema que los rodea, y, sin duda, es notado, tanto por la dama de guerra, como por sus fieles acompañantes, quienes esbozan unas sonrisas agrestes, plagadas del sadismo y fiereza que caracteriza a su raza, sin embargo...
Ante una discreta señal, contundente, y calmada a la vez de la Reina, se vuelven a tornar serios y solemnes. La azabache, tan sólo desmonta de aquello y, ante la insistencia de uno de ellos de acompañarla, ella tan sólo niega con la cabeza, demandando obediencia con su mirar férreo. Un mirar capaz de hacer arrodillar legiones enteras, pues ha sido curtido de violencia, fuerza la condescendencia de un Monarca; tras tiempo de batallas y estratagemas para conseguir su actual posición.
Mientras avanza, con ágil paso y movimientos depredadores, que, aunque con forma humana denotan que no es una, y no podría estar más lejos de ello; un ave mística, de bello plumaje rojo carmesí baja con vuelo silencioso y fluido, como la brisa misma, para posarse en el hombro de su señora.**
No es necesario jugar a las escondidas. **Demanda la azabache, recorriendo los escarpados terrenos de aquella desolación y, sin duda, para hacer salir de su actual escondite, a quien fuese que se esconda en los mismos.** No hay nada que temer... mi amiga.~ **Una "mentira", al menos de momento, hasta saber que no es un enemigo quien se oculta y, si, sabe que es de sexo femenino tan sólo por el aroma que despide y que, para el afilado olfato de la esparvus, es claramente perceptible.**
Ante una discreta señal, contundente, y calmada a la vez de la Reina, se vuelven a tornar serios y solemnes. La azabache, tan sólo desmonta de aquello y, ante la insistencia de uno de ellos de acompañarla, ella tan sólo niega con la cabeza, demandando obediencia con su mirar férreo. Un mirar capaz de hacer arrodillar legiones enteras, pues ha sido curtido de violencia, fuerza la condescendencia de un Monarca; tras tiempo de batallas y estratagemas para conseguir su actual posición.
Mientras avanza, con ágil paso y movimientos depredadores, que, aunque con forma humana denotan que no es una, y no podría estar más lejos de ello; un ave mística, de bello plumaje rojo carmesí baja con vuelo silencioso y fluido, como la brisa misma, para posarse en el hombro de su señora.**
No es necesario jugar a las escondidas. **Demanda la azabache, recorriendo los escarpados terrenos de aquella desolación y, sin duda, para hacer salir de su actual escondite, a quien fuese que se esconda en los mismos.** No hay nada que temer... mi amiga.~ **Una "mentira", al menos de momento, hasta saber que no es un enemigo quien se oculta y, si, sabe que es de sexo femenino tan sólo por el aroma que despide y que, para el afilado olfato de la esparvus, es claramente perceptible.**