31-35, M
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DarkHermesDrg · 31-35, M
El dios mensajero fiel del Olimpo al terminar su arduo trabajo yacía por los lares del gran Olimpo.
Caminando aburrido quiso aproximarse a algún lugar de descanso, así que en vez de usar el portal que podía realizar su poderoso Báculo, quiso irse mejor volando como era de costumbre.
La brisa lo que le encantaba, esa adrenalina que ningún otro dios podía sentir. La velocidad corriendo por sus venas perfectas, era lo que le encantaba a este joven dios.
La deidad mensajera además de ser el fiel mensajero del Olimpo, cumplía los deseos de aquellos humanos que invocaban su presencia, en especial el de los ladrones y viajeros de las montañas calmadas.
El viento es su principal amor, las cartas y letras son su pasión pues también se le catalogaba como el perfecto dios de la escritura por ello.
No mas que el dios de la velocidad que era conocido por entregar cartas rápidamente, se divertía mucho el romper a veces la velocidad del sonido y a veces hasta los propios aires. Le encantaba competir con cualquiera que fuera “veloz” igual que el.
La joven deidad levanto vuelo para irse a tal lugar el cual no sabia a donde iba a parar. Solo se dejo guiar por los aires de aquel momento, cerro sus ojos y se puso como un carro en modo automático dejando que aquellos vientos le pusieran dirección a su lugar de descanso.
Lo que no iba a saber el es que, se iba a topar con el reino de aquella deidad. Su velocidad se había descontrolado por un momento en cuanto a pensar a donde podía parar, aquellos pensamientos hicieron extrañamente introducirle temor al dios de la velocidad con que se podía estrellar.
Cayo como una bala al lugar donde estaba la gran deidad Hypnos levantando mucho polvo y dañando un poco parte del suelo del lugar. El chico cayo boca arriba con sus ojos cerrados aturdido por el golpe fuerte que se dio por su gran velocidad.
-Tsk....
Caminando aburrido quiso aproximarse a algún lugar de descanso, así que en vez de usar el portal que podía realizar su poderoso Báculo, quiso irse mejor volando como era de costumbre.
La brisa lo que le encantaba, esa adrenalina que ningún otro dios podía sentir. La velocidad corriendo por sus venas perfectas, era lo que le encantaba a este joven dios.
La deidad mensajera además de ser el fiel mensajero del Olimpo, cumplía los deseos de aquellos humanos que invocaban su presencia, en especial el de los ladrones y viajeros de las montañas calmadas.
El viento es su principal amor, las cartas y letras son su pasión pues también se le catalogaba como el perfecto dios de la escritura por ello.
No mas que el dios de la velocidad que era conocido por entregar cartas rápidamente, se divertía mucho el romper a veces la velocidad del sonido y a veces hasta los propios aires. Le encantaba competir con cualquiera que fuera “veloz” igual que el.
La joven deidad levanto vuelo para irse a tal lugar el cual no sabia a donde iba a parar. Solo se dejo guiar por los aires de aquel momento, cerro sus ojos y se puso como un carro en modo automático dejando que aquellos vientos le pusieran dirección a su lugar de descanso.
Lo que no iba a saber el es que, se iba a topar con el reino de aquella deidad. Su velocidad se había descontrolado por un momento en cuanto a pensar a donde podía parar, aquellos pensamientos hicieron extrañamente introducirle temor al dios de la velocidad con que se podía estrellar.
Cayo como una bala al lugar donde estaba la gran deidad Hypnos levantando mucho polvo y dañando un poco parte del suelo del lugar. El chico cayo boca arriba con sus ojos cerrados aturdido por el golpe fuerte que se dio por su gran velocidad.
-Tsk....