No pudo evitar un leve gesto de asombro al escuchar aquel nombre tan particular, sin embargo, le recibió con cordialidad y correspondió al dar el suyo—Un gusto, Candy —se preguntó fugaz en la privacidad de sus pensamientos si preferiría 'Candy o Cotton'—, El mío es Hyeon. Y también te debo una disculpa —añadió, rascándose con el índice la sien; viéndose un tanto apenado al no haber dado detalles del obsequio—; Si un día deseas despejarte momentáneamente, ese objeto te ayudará. Ya que no es un auricular común —explicó, aclarándose un poco la garganta—; Es capaz de plasmar los procesos cognitivos y el pensamiento creativo bajo los estímulos de quien lo usa, con el fin de recrear una imagen vívida de un lugar que tu mente visualice. —el argot de su habla era tan técnico, que prefirió no explayarse más de lo necesario—. Y pues eso... espero no haberte confundido.

𝑳a tomo por completo de sorpresa sus palabras cambiando sus expresiones que demostraban curiosidad, Candy no estaba tan familiariza con que fuera ella quien recibiera presentes, algo irreal dado que ella lo hacia.

Fijando sus cromas hacia sus manos noto aquel bonito adaptador, tomándolo con cuidado entre las palmas de sus manos; lo acerco mucho mas, le pareció curioso como también comenzó a emitir vibraciones por su cuerpo ocasionando fallas eléctricas. — Muchas gracias lo cuidare mucho.— Culmino con el acercamiento a su pecho abrazando este como si fuera un peluche.

— Perdón no me he presentado, me llamo Cotton Candy Hibrida Prototype.—

bermejos una sonrisa tan suave como noble.

Una voz femenina, sintetizada como un codificador pues se trataba de una I.A., se escuchó desde la argolla que pendía de su oreja.
— Si sigues regalando tus invenciones, no podremos obtener retribu... ¡H-hey! —dio dos ligeros golpes al accesorio, con un sutil tintineo con el índice, como señal de "cállate". (?) Claramente fue improvisado el presente que dio, pero no quería quedarse sin compensarle por el detalle.

El rostro se le iluminó, inspirado por una idea repentina, como si una bombilla hubiese emergido de sus pensamientos— Ahora que te encuentro, también tengo un presente para ti. —recordó que traía un objeto en el maletín de cuero tratado que colgaba sobre su hombro diestro, y en él comenzó a hurgar entre algunas de sus pertenencias, hasta que halló la forma que reconoció entre sus dedos—, Aquí está. —extrajo un objeto, el cual parecía una pelota de tenis hecha de metal plateado; tan pulido como un espejo, y a un costado de este, se podía ver insertado lo que parecía un auricular de bluetooth. Tenía un diseño muy futurista, y sin más, se lo extendió en cortesía—. Es tuyo. Su nombre es... —enmudeció sus palabras, cayendo en cuenta lo ininteligible y extraño que sonaba al mencionarlo científicamente. Suspiró hondo, y solo dijo—; olvídalo, solo llámale "Viajero Feliz". —asintió una vez más, esbozando en sus labios [...]

𝑪on ambas manos entrelazadas jugaba sutil con sus dedos inocentemente esperando su respuesta, detallando al joven frente suyo pero respetando la distancia entre ambos pensando [Tal ves no lo allá gustado] ho simple estaba metido en sus propios pensares, siendo la segunda opción la correcta.
sus labios, haciendo una pequeña reverencia no solo como saludo si no también mostrando que no había de que.

— Claro, ahora te pertenece puedes realizar las modificaciones que desees aplicar.— Pareciendole un gesto muy amable el hecho que aunque el juguete fuera suyo, le pidiera permiso para hacer de el alguna cosa mas.

Inmerso estaba en pensamientos que le iban y le venían, con la mirada perdida entre las nubes, y un centelleo místico que hacía ver sus ojos como si fuesen de miel — ¿Hm? —espabiló cuando la voz de la peli-rosa alcanzó a sus oídos, y éste, después de un minúsculo sobresalto se volvió a verle. Es verdad, había recibido de obsequio una pequeña nave de juguete y aún no le había agradecido—. 감사합니다 (Gracias) —Contestó con una ligera reverencia rígida, pues solo asintió con la cabeza—, Espero no lo tomes como algo grosero, pero me gustaría hacerle unas modificaciones, para hacerlo un poco más "funcional". —una de sus manías, era que no solía conservar objetos si no tenían alguna utilidad, pero no quería faltarle el respeto al presente recibido, por eso prefirió "pedir permiso" para ello.

—¿Te gusto mi obsequio?— Emergió la voz de la joven como el tintineo de un cascabel realmente suave, aproximándose con cuidado mantenía ambas manos por detrás de su espalda de forma inocente indagaba por la respuesta del joven.