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Manahasraddhya · 22-25, M
Dejó escapar un suspiro embriagado en tedio. Tener que apresurar su paso no fue una dificultad, pero sintió sus tobillos atados a dos gigantescas piedras, sin embargo, no pudo negar que parte de sus palabras fueron muy ciertas y verdaderamente nobles; como artista marcial no podía dejar de pensar en el sufrimiento que ella citó (no textualmente) toda alma merecía un digno paso a su próxima vida. Eventualmente la alcanzó, los infantiles brincos ajenos los compensó con el aligerar de su ritmo, finalmente consiguió estar a su lado, pero no le dirigió la mirada, solo se concentró en el horizonte— . . . —por supuesto, no quiso decir nada, fue reacio a crear un vínculo con ella, por más que el camino invitara a ello.
HuTao1577754 · F
—¿De qué hablas, viajero? —Hu Tao tenía especial fascinación por todo lo que tuviera que ver con espíritus desde temprana edad pues había sido instruida para liderar el negocio que ella misma consideraba traía a las personas paz y nuevos comienzos; no podría haber sido bendecida con una labor más honorable que aquella. —¡No hay mayor aventura que la que uno encuentra en las puertas de ese nuevo viaje! Liberar a un espíritu debería ser motivo de regocijo, poooobre, me imagino que debió ser tedioso mantenerse atrapado. —Siguió dando brinquitos por la colina, adelantándose un poco y girandose solamente para hacer obvia su ventaja. —¡Apresura tus pasos, no seas lento como slime!
Manahasraddhya · 22-25, M
— ¿Por qué estás tan contenta? Vamos a liberar un espíritu en pena, no es una aventura.
Ella era la única persona disponible para tal labor, por eso, al verse privado de la tranquilidad del sitio que utilizaba para meditar y practicar artes marciales, fue que viajó hasta el puerto de Liyue encontrar un exorcista, aunque no tuvo éxito. Así terminaron viajando juntos por ese día, solo que la actitud de la ella le resultó demasiado contraria a la propia. Infantil, incluso tediosa, él no escondió su mala cara, pero tampoco pudo expresar lo que quería; primero porque la necesitaba y segundo porque parecía realmente emocionada por esto, aunque para él no pareciera algo muy diferente a un tormento.
Ella era la única persona disponible para tal labor, por eso, al verse privado de la tranquilidad del sitio que utilizaba para meditar y practicar artes marciales, fue que viajó hasta el puerto de Liyue encontrar un exorcista, aunque no tuvo éxito. Así terminaron viajando juntos por ese día, solo que la actitud de la ella le resultó demasiado contraria a la propia. Infantil, incluso tediosa, él no escondió su mala cara, pero tampoco pudo expresar lo que quería; primero porque la necesitaba y segundo porque parecía realmente emocionada por esto, aunque para él no pareciera algo muy diferente a un tormento.
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