— ¡¿Qu-qué?! —

En un ambiente tan tétrico como el que se respira en Death City, ser maldecido significaba más que una simple broma. Los movimientos casi infantiles de la “felina” aminoraron la seriedad de su maldición. Maka encontraba increíble conocer a alguien parecida a Blair.



— Zombie... — Mencionó por lo bajo. Concluyó en que ella solo estaba mintiendo — Claro, claro. Iré a esa farmacia... ¿Cómo dijiste que se llamaba? —

—Estás dejando ir la oportunidad de tu vida y por eso, ¡te maldigo en lugar de darte el deseo! —río entre dientes y, tras dar una media vuelta, tocó la coronilla de la desconocida y exclamó: —Por el poder de todos los gatos semi extintos del mundo, yo te maldigo. ¡Te convertirás en zombie en dos días o menos! Y si no me crees... Puedes ir a la farmacia Bubu, ahí vive una zombie a la que maldije hace mucho tiempo atrás. Bu-uu. —agitó ambas manos como si acabará de lanzar un hechizo y le guiñó el ojo. Sería una linda zombie.

— ¿Cualquier clase de deseo?— Se llevó el dedo índice al labio inferior. ¿Qué podía pedir? ¿Que Soul se convirtiera en la guadaña más fuerte de todas? ¿Conseguir el alma de una bruja? ¿Que su padre dejase de ser un mujeriego? Todas las opciones sonaban tentadoras, pero el esfuerzo, ¿dónde quedaba? Prefería trabajar incansablemente hasta llegar a sus metas.

— Es muy amable de tu parte, pero creo que no tengo nada que pedir... —

—¡Oh-ho! ¿Me hablas a mí? Debe ser así, ¡soy la única cercana con orejas! —Hu Tao sonrió ampliamente, el rostro que se mostró ante ella no le era conocido y eso significaba un mar de oportunidades para nuevas bromas. —Soy una especie de gato semi extinto que es capaz de conceder deseos. ¡Cualquier clase de deseo! Pide. Pide.

— ¡Waah! Esas orejas de gato lucen geniales. ¿Eres una clase de gata mágica o algo así? — Para su suerte, Soul no la acompañaba en ese instante. Podía sentirse tranquila ya que la ausencia de su arma le evitaría momentos vergonzosos.