Sonrié suavemente, con un poco de pena viendo la reacción muda de su camarada, logró causar una buena impresión y deslumbrarlo con su vestido. Sintiendose feliz en cierta manera, nunca pensó que estar en el Infierno hubiera clase, distinción, señores y damas. Aquel tipo de vida ya le estaba gustando demasiado, agradeciendo ser una princesa aunque fuese una guerrera fue inculcada con valores, elegancia, modales, respeto, educación, arte, elocuencia y cosas que en un mundo de sólo mujeres es pan de cada día pero en el Mundo del Hombre actual, sólo se da en los multimillonarios mientras que en el Infierno siempre la finura donde quiera que vaya.

Observó al felino acomodarse su pajarilla, su sombrero de copa y tomando la mano que le ofrece.-

Gracias, Señor Husker. Me da mucho gusto verme muy bien. ¿Ahora si parezco una verdadera princesa sin armadura ni armas que dé miedo?.

-Obviamente, la única arma que lleva es su anillo de poder violeta, ya estando afuera esperan por el taxi.-