— Se muy bien que hacer con tu Dragón de abajo — Susurro bajo separándose de este para llevárselo consigo al privado.


Privado ~

— ¿Allí no?... pues tendré que esconderlo en algún lugar... dentro de tí. — Dijo aproximando los labios a uno de los oídos de su mujer, dónde sugirió con aquel tono de voz bajo y cálido, hasta el punto que su aliento realizaba contacto con el contorno de la oreja, no pensó en ningún momento soltarle de inmediato del agarre, pues sus manos tenían trabajo por hacer, partiendo con el simple hecho de acaparar toda la curva del trasero contrario en un masaje pervertido y directo a la luz del día. — Vas a tener que elegir dónde ocultar a este dragón furioso... debajo... — Mencionó adicional cuando su órgano sexual se presionó contra el vientre bajo ajeno.

— Amaba escuchar su nombre entre cortados de los labios de su pareja, su deseo por tenerle nuevamente iba en aumento, fue entonces que sus dedos se deslizaron por el largo de aquel miembro hasta que su esposo se giró de golpe, provocando que ella sacara su mano de aquel pantalón para sentir cómo su cuerpo era envuelto por los fornidos brazos de su amado sintiendo las manos de este sostener sus glúteos tan fuerte — Mmhh~ Hi... Hiro... allí no... — Murmuro avergonzada sin ser capaz de comentar a las palabras dichas por el castaño.

— Love... less... — Es muy poco contada las ocasiones en que Hiro dice el nombre completo de su esposa, pues era señal de que lo estaba inquietando en público, sin embargo no se hizo esperar aquel fruto de la provocación, como cualquier otro dragón de su sexo le sería difícil o mejor dicho inevitable esconder el bulto de su órgano sexual cuando el libido aumentaba, de todas maneras ella conocía a la perfección y estaba acostumbrada a ver a menudo aquel miembro viril erecto y fornido del dragón. — Ves... ahora todos sabrán el por qué tenemos tantos hijos. — Sonrió con malicia, girándose para atraparla con un agarre directo en los glúteos femeninos usando ambas manos.

— Se que soy traviesa —Adentro su mano en aquel pantalón atrapando en la palma aquel miembro que parecía ir despertando con sus atenciones, ella no dudó en besar aquel hombro un par de veces, suspiro de nuevo sintiendo como sus dedos recorrían el falo llegando a dar un leve apretón en aquel glande con el fin de hacerlo gemir.

— Traviesa... — Sonrió el dragón al haber sido sorprendido mientras se acomodaba el cabello, como era de esperarse, la figura atlética del joven se hizo detallar junto con sus dotes sexuales, pues era bien conocido que los dragones tenían un vigor sexual prácticamente infinito, ni siquiera superado por vampiros o incubos. —

— No dudó en abrazarse a este y besar aquella espalda con suavidad, sus manos recorrían aquellos costados con ansiedad, no tardó en bajar hasta la altura de su intimidad deslizando sus dedos sobre la ropa de este, apretando suave — Tan sexy