Vaya... mira lo que trajo la marea, un jinete -comenta riendo acomodandose sentado en la cama, recostandose contra la almohada para mantenerse erguido- Y no... no aprendo, cada que me vienes a ver estoy en un lio diferente. He llegado a pensar que lo haces a propósito.
Unos ojos verdes en la oscuridad, tan humanos por sus movimientos pero con un brillo que no es típico ni del más raro animal. Akira al verlos tomó el mango de su espada, pero reconocer una antigua voz, tan hermosa, relajó su brazo.
-Tomó el ramo de flores, totalmente anonadado pero aún así le dedicó una encantadora sonrisa antes de que el sujeto se retire.- Gracias lindura~ Qué termines bien tu día.
-Sonrie ladina asintiendo a sus palabras- Necesitare todo el respaldo que pueda.. Esos reyes si comienzan a meterse en mi camino solo les esperara un encierro eterno