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Solo el lago de los condenados podría calmarme en estos momentos
 
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AdrianLeveroc · 26-30, M
—Lideré una rebelión contra el gobernante de mi reino... y fracasé.
HirschWeiBerReiter · 26-30, M
— ¿Redimirte? acaso estas dispuesto a pagar el precio por ello... ciertamente no es algo que se consiga tan fácil, anda dime... ¿Cual es tu pecado?
* Expresa mientras abre los brazos y las manos del lago se apartan, y los cuerpos de los condenados se ponen uno sobre otro frente al jinete en modo de escalera para que el caminase y quedara parado sobre el agua frente al invitado.
AdrianLeveroc · 26-30, M
—Yo ya no tengo rey, ni reino, ni nada. Esa es la razón por la que vine aquí. Redimirme y buscar consuelo hasta en el lugar más cuestionable.
HirschWeiBerReiter · 26-30, M
— Pero claro que estoy desnudo, acaso hay otra manera de nadar... Por favor no me vas a decir que te apena la desnudes.
* Expresa el jinete mientras se refresca con el agua y las manos le siguen acariciando la blanca piel.
— Pero dime... Que te trae por aquí... No recuerdo cuando fue que vi a uno de tu especie por aquí, sin su... rey digamoslo asi.
AdrianLeveroc · 26-30, M
—Prefiero no hacerlo, gracias. —Se quitó las botas y dejó que el agua le llegara hasta los tobillos.

¿Por qué estaba siendo amable con aquel demonio? ¿Tanto había perdido su fe, o acaso era...

—Hirsch... ¿estás desnudo?
HirschWeiBerReiter · 26-30, M
— Ninguna de las dos mi amigo, son los condenados intentando sostenerse de algo, para salir de su condena, algo que no les permitiré, deberías escuchar el concierto que hacen sus lamentos.
AdrianLeveroc · 26-30, M
—¿Esas manos son tuyas o estás teniendo una fiesta ahí abajo? (?)

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