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SW-User
El recorrido no solamente consumía los pocos deseos que tenía de continuar allí o las fuerzas para no lanzar las cosas elegidas hacia cualquier lugar y salir de allí al comprar solo un paquete que tenía tres pares de calcetines, sino que también parte de su paciencia. ¿Por qué era tan difícil hacer una elección tan simple? Quizá porque no sabía completamente qué era lo que quería obtener o qué era aquello de lo que su novia carecía para regalarle pero, finalmente, estaba allí para acabar con uno de los problemas más fuertes que tenían: El hurto de su ropa.

Rodó los ojos cuando recordó aquel motivo. Debía de soportar si es que no quería perder más de sus propias prendas a manos de su ángel guardián y, a pesar de que llegase a utilizar la excusa de que no tenían su esencia, al menos tendría prendas nuevas para sustituir aquellas que llegase a perder en el camino. Continuó el camino, solo que está ocasión sus pasos lo guiaron hacia el departamento de caballeros, a esa zona donde podía encontrar la ropa informal para una salida con los amigos o con la familia; pero su atención se desvió unos momentos hacia la zona de los adolescentes que estaba a la derecha de los caballeros.

Emprendió el paso hacia allá pero, en ningún momento, pasó por alto aquella extraña sensación de la que estaba siendo preso. ¿Alguien se atrevía a seguirle el paso dentro de aquella tienda? [i]Debe de ser solamente mi imaginación[/i] Negó y trató de no prestarle más atención de la que debía, sin embargo, esa sensación de persecución le resultó extrañamente molesta ante cada cosquilleo y ardor que nacía en su nuca. Aquel mecanismo no solamente servía para advertirle de la presencia de otros dragones cercanos a él, no, también servía para advertir de peligros o como una especie de detector de peligros. O quizá solo era parte de sus ideas pero sentía que aquella mirada se clavaba cada vez más en ese nervioso sentir.

Finalmente, se detuvo y fingió buscar entre las camisas alguna que fuese de su talla y gusto, aunque solo estuviese revolviendo las prendas, movió la vista con cuidado entre los estantes, los percheros y las personas que estaban allí; al no encontrar nada en ese ángulo, se giró hacia otro de los percheros para realizar la misma acción, hasta que su mirada, instintivamente fría como su porte usual, se fijó apenas en la chiquilla. ¿De verdad valía la pena estarse tan preocupado por ella? No, definitivamente no.

Volvió a rodar los ojos, aunque de nueva cuenta los llevó en dirección a la pequeña solo que, en esta ocasión, se mantuvo jugando el mismo juego que ella al tratar de perseguirla, solo que únicamente utilizando sus ojos para ello, sin moverse, sin hacer nada más que vigilarle entre cada uno de los movimientos que realizaba para hacerse de una nueva prenda que arrojaba sobre el hombro derecho al no tener un gancho que la mantuviese firme.

— ¿Por qué me estás siguiendo? —Inquirió con un tono medianamente alto, apenas audible para un par de personas que asumirían quizá que estaba hablando solo, o bien, que existía alguien más con quien conversaba. Pero no le prestaron más atención, después de todo, la estatura junto con la frialdad de sus expresiones, eran motivo suficiente para irse alejando cada uno a sus nuevos deberes— ¿Sabes? Es molesto sentirse perseguido por una figura tan pequeña como la tuya, ¿Por qué no te acercas para terminar con esto?