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SW-User
Miró el reloj en su muñeca izquierda, las manecillas se encontraban en una posición idónea para él; aquello solo podía representar una cosa con la sonrisa confiada que se formaba en sus labios para ese momento: Contaba con el tiempo suficiente para hacerse de nuevas camisas. Helena tenía o, mejor dicho, había adquirido esa extraña manía de utilizar las camisas del dragón como pijamas en lugar de hacerse de las prendas que exclusivamente habían sido compradas para ella. Y era el momento idóneo para sorprender a su prometida, así como para darse un lujo extra de compensar la pérdida de las prendas.

Se detuvo una vez estuvo fuera de aquella tienda departamental. Por alguna razón, no encontraba comodidad en entrar para comprar algo que pudiera sorprender a Helena y que no fuese precisamente ropa del departamento de caballeros. ¿Cómo podría pasar desapercibido en la búsqueda de algún vestido o un pijama adecuada para ella? Sabía que era prioritario buscar alguna prenda negra, quizá con algún detalle de felinos o algún estampado radical que fuera directo con la cultura gótica en la vestimenta que el ángel solía mostrar y por la cual había despertado un enorme gusto.

Avanzó entre los pasillos, entre cada uno de los estantes donde la ropa permanecía. Eran colores vibrantes, algunos opacos, otros con estampado coloridos y llamativos acordes a la temporada. ¿De verdad estaba bien elegir prenda alguna por Helena? Quién sabía, quizás era mejor llevarla hasta la tienda y solo comprarle algún detalle de joyería que pudiera utilizar. O quizás conseguir una cámara fotográfica nueva, una que pudiera utilizar fácilmente y que pudiera llevar a todos lados para conservar todos los recuerdos que deseara.

— Ah, tendrá que ser rápido —Agregó, mientras que se encargaba de tomar la prenda que había captado su atención en ese momento: Una blusa de color blanco con la cara de un sonriente gato y una onomatopeya con el sonido característico de los mininos. Pasó la mano izquierda sobre el diseño, sintiendo la tela afelpada de la cabeza. Dejó la prenda en su lugar y se hizo de una nueva que en esta ocasión tenía varios dibujos de gatos y un bolsillo a la altura del lado derecho del pecho— Quizás esta le guste. O quizá deba buscar algo en la sección de niñas. Quizás unas pantuflas sean suficientes; incluso algún muñeco de felpa podría servir. Ah, mierda, ¿Por qué es tan difícil elegir?

Rodó los ojos después de tomar ambos conjuntos, tanto el de múltiples gatos como el de aquel que poseía al pequeño peludo. Después se dirigió hacia la parte correspondiente para adolescentes femeninas. Le resultaba extraño, ¿cómo comparar exactamente las medidas de Helena si la mayoría de las veces se aprendía la talla basándose en sus propias medidas? Poseía una estatura promedio a su parecer. Chasqueó la lengua y se encaminó hacia la zona donde podría encontrar alguna chaqueta de cuero para ella, después de todo, la última que le recordaba era aquella que portaba el día que sus caminos se cruzaron.

— ¿Qué le gustaría recibir que no sean brownies? —Agregó poco después de deslizar los dedos contra la suave y afelpada costura de una chaqueta semi-invernal de color verde olivo. Después su mirar se detuvo en una bufanda azul, misma que le recordó al color de los ojos de su amada— ¿Por qué no la traje a esta estúpida aventura?