-Esta vez no protestó. Ni siquiera se opuso. Solo sonrió y en el hombro ajeno, le quedó admirar lo que le proporcionaba la vista. Los talones de Antares mientras caminaba, las pantorrillas remarcadas debajo de ese pantalón y más arriba... Ah... se sonrojó un poco y cerró los ojos para dejarse llevar a casa.-

-Cerro sus parpados finalmente; gracioso es que en contraposicion el no fuese capaz de siquiera expresar palabras propias, solo acepto las de ella pues Hikaru tenia mas entendimiento sobre este tema.- Me parece bien

-Con esto, se inclino hacia ella y, tomandola con, una bruta delicadeza, la cargaria sobre su hombro cual si fuese un costal. Alguna vez vio a una pareja llevarse asi, es esto normal.. no?-

Vamos a casa,

-Podía ser el azote de reinos enteros, el terror de sus enemigos, pero para Hikaru, era alguien bastante cristalino, ingenuo en ciertos menesteres y para ella, esto le parecía un bello conjunto de cualidades. Se puso de pie y sin soltarle la mano, se acercó a darle un beso en la mejilla.

—Queda dejarlo fluir. —Le dijo ella, aún con sus mejillas coloradas.—Nuestras emociones y pensamientos. Que fluyan por si solos. Mientras descubrimos cómo... Vamos a casa.—Esta vez se refería al hogar de Antares. Ya vería el modo de comunicarle a su padre, su paradero.-

-Entrecerro sus párpados, hasta ahí habían llegado sus ideas. Desvío la mirada , no iba a dejarle ver su rostro totalmente apenado, ni mucho menos verse vulnerable aunque hubiese dicho sus sentimientos en ese momento-

No sé que... Sigue después

-Un comentario sincero, había dicho todo y ahora.. no sabe cómo proceder, no sabe que hacer, es como si estuviera perdido-

-Sabía que Antares no era ub dragón como la mayoría de los suyos. Su lugar de origen no era claro, tenía una tribu o un ejército que lo seguían sin chistar y aunque desde que se conocieron, se hubiese apartado de ellos, se podría decir que tenía una especie de hogar, aunque fuese totalmente nómada.

Un tanto esperanzada, se coloca de rodillas sobre el césped y él estando de pie, ella quedaría a la altura de los muslos ajenos, tomando entonces su mano izquierda para acunarla entre las propias.

—Tú... Ya eres mi hogar, Antares. Quería volver con mi padre porque creí que no me necesitabas... Pero separarme de tí es lo último que deseo —

Pareja...

-Cerro sus párpados ante eso último, conocía muy poco del tema pero...había visto a las personas juntas durante sus viajes, trato incluso con aventureros que tenían un lugar al cual regresar, un camino que seguir con otra persona.-

Muchos dicen que eso esta conectado a la idea de tener un hogar, saber que alguien está esperándote, que alguien quiere verte

-Entonces volvió a su pensamiento inicial, el no tenía dónde volver, estaba lejos de su lugar de origen, pero con Hikaru se sentía... Distinto, la seriedad de su forma de hablar volvía mientras más lo pensaba-

Hikaru... Quiero que tú seas mi hogar

-Ahora entendía mejor aquellas palabras y su actitud previa tras haber dejado al mercader. Era una declaración, ella lo había entendido así y fue tal su emoción que no pudo evitar sonreír aunque sus manos cubrieran gran parte de la cara y labios.

—¿Tuya... En el sentido que creo que estás pensando?—Ella estaba segura, pero con Antares debía ser más clara.—Como... ¿Pareja?—Dijo finalmente.-

Ah?!

-Eso lo dejó sorprendido, incluso sin palabras. No dijo absolutamente nada hasta que finalmente se armó de valor para poder seguir experesando aquello que en su pecho palpita con fuerza-

No... Yo... Soy un dragón que ha hecho ejecitos enteros caer ante mí

Yo... Es claro que mi amenaza de no regresarte la cumpliré sin pedir permiso -Trago saliva, intentaba verse duro pero ya eso le era imposible - Quiero que seas mía y de nadie más...

-Abrió los ojos grandes por la sorpresa. Toda aquella emoción se transformó en temor puro al escuchar la palabra "Secuestro", pero ante la declaración de quererla con él para siempre, sus mejillas se sonrojaron violentamente.

—pe-pe-pero... No necesitas secuestrarme! Sólo bastaba con decírmelo!—Y de pronto, al darse cuenta de su propia respuesta, se cubrió la cara con las manos para ocultar el bochorno que sentía por su declaración.-

N-no planeo devolverte!

-Y es que, en un desesperado intento por no mostrar ni bochorno ni verse débil ante ella se puso de pie. Se paró firme y la señaló al instante cual si fuera una orden.-

Consideralo eh... Un.. una suerte de secuestro -Y no se daba cuenta de cuan extraño sonaba ¿Pero que decirle? Era capaz de matar varios osos pero no decirle lo que siente a quien hizo latir su corazón - No te voy a devolver a nadie eh... Me asegúrare que estés conmigo para siempre.