—Ah... Ah... si! si! Nunca antes me había sentido así. —Dijo ella, con las mejillas encendidas, el corazón latiendo desbocado contra el pecho y el evidente nerviosismo por su cercanía y el temor de ser descubierta.

Antares se puso de pie y Hikaru terminó por colocar la taza de café a un lado del lecho mientras se sienta torpemente sobre la cama, pensando en cómo evitar que la descubra. Quería hacerle un bien y ahora se sentía culpable de decir la verdad por hacerlo trabajar de más.- (?)