—A-Antares...—

-casi de manera involuntaria, su diestra se desliza por el pecho ajeno, aferrándose a la solapa de su chaqueta. La intención era clara y su corazón desbocado exigía que le permitiera llegar hasta dónde él quisiera.

Retuvo de nuevo el aliento y en consecuencia, abandonando cualquier indicio de cordura, cerró los ojos y esperó con silenciosa impaciencia, el momento en que la unión finalmente sucediera.-