Ya estaba, ¿se creía que el idiota iba a salir vivo de está?, se levanto y puso su mano sobre la empuñadura de su sable.
-Fushimi, listo. — Su sable se desbloqueo y lo desenvaino apuntando al chico.
-¿Qué sabe un recién llegado como tú de mi relación con Misaki?, Misaki es solo mía, nadie va a tocarla más que yo, ni a amarla más que yo, ¡NADIE! — Sus ojos brillaban con cierta molestia y luego agrego.
-Pero hay formas más fáciles de resolver esto... — Dijo con más calma y una sonrisa en su rostro.
- Dime... ¿qué te gustaría que te corte primero?... ¿la garganta o quizás... la lengua?, cualquiera de las dos opciones son buenas, ¿no te parece?
*lo miró sin expresión en su rostro mientras el otro imbécil hablaba* No te mereces a Misaki.. es muy pura para ser tuya, tú solo te quieres complacer a ti mismo... No lo vales.
Bajo el cuchillo cuando vio que salto lejos de él, pero no se movió demasiado, pero en cuanto el otro le dijo aquello, el ceño del de lentes se frunció, enseguida de debajo de su manga de su uniforme saco otra navaja y las arrojo a los pies del chico a esas dos.
-Te diré dos cosas... — Se acerco a él caminando lentamente. - La primera, no tengo paciencia para idiotas como tú. — Al quedar cerca de él saco otra navaja y le apunto con ésta en el rostro. - Y la segunda es... — Hizo girar su navaja en su mano mientras sonreía de manera maníaca.
- Yo no soy de esa clase de personas amistosas. — Clavo en el hombro del chico la navaja y luego retrocedió unos pasos atrás mientras reía. - Si crees que tus acciones quedarán impunes, entonces estás muy equivocado. ~ Si te acercas a Misaki con esas intensiones te aseguro que te matare. — Dijo con evidente desprecio chasqueando luego su lengua.