—¿Por qué lloras?
La joven voltea a ver a su acompañante, limpia las pequeñas gotas en sus sonrojadas mejillas, pero sus ojos ya tenían listas nuevas. Sonríe enternecida por la preocupación ajena, no está acostumbrada a esas muestras de cariño provenientes de alguien que no sea su hermana.
—No es nada, son lágrimas felices.