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Vive el infierno donde Dios te dejó.
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-No parece mostrar demasiado interes en el como su esencia devora al complice, esta acostumbrado a hacerlo despues de todo, aunque una mueca de disgusto se forma en sus labios producto del sabor que esta alma en particular posee-

Sabor a cobarde.. que asco

-Luego de ello, la bruma lentamente regresa hasta su cuerpo, como si esta nunca hubiese existido en primer lugar, cosa que le causa alzar la mirada, encontrandose asi una vez mas con la mujer. Tiene curiosidad por ella, no puede negarlo, en todos los años que se ha encontrado con seres sobrenaturales, ella tiene una esencia diferente, mas humana, menos infernal; desconoce de que se trata-

-Es ahi que, ante su duda este solo parpadea, alzando la mirada para dejar salir un suspiro-

Azi Dahaka
-Fueron más las acciones del hombre que las palabras de Sigurd, un silencio sepulcral era expresado por el mientras el mayor intenta disculparse, se mantiene de rodillas, junta sus manos como si estuviese rezándole a alguna deidad mientras sus ojos llorosos tiemblan casi por romper en sangre-

Mientes.

-Dijo con voz seca, tan profunda como para penetrar el alma de las personas; así era el, Sigurd cargaba con la esencia del mal humano, por lo cual no era muy difícil hacer cosas como el discernir las mentiras, principalmente las de los que quieren salvar su pellejo.-

De hecho, es posible que haya empezado a gustarte esto ¿Porque entonces debería esperar que hagas lo contrario? Solo quieres que te deje ir para que sigas con tus cosas lejos de este lugar.

-El hombre al escucharlo se quedó en silencio, más su voz empezaba a romperse, lentamente alzandola en una airada respuesta la cual toma la forma de un fuerte grito. Insulta a la mujer, insulta al varón, las últimas patadas de locura expresadas por alguien que no desea morir...

Hasta que finalmente un silencio; y en este, solo dos piernas quedaron de pie delante de los dos. Una enorme criatura estaba devorando la mitad superior del cuerpo, huesos y carne crujiendo y chasqueando mientras la entidad, formada por la bruma del mismo Sigurd, termina por consumir el cuerpo del culpable.-

Asqueroso. -Comenta escupiendo luego de consumirlo- Estos son los que peor saben. -Dicho esto vuelve su mirada hacia la mujer, no dice nada, pero, de alguna forma espera un comentario.-
YO NO HICE NADA, YO NO HICE NADA

-Los gritos desesperados del hombre llenan toda la seccion del edificio, esta aterrado, siente como la muerte le respira en la nuca, y no solo es a causa de la mujer que aplasta su espalda. Cual si fuese un animal desesperado por salvarse, se retuerce debajo de los pies femeniles, intentando jalarse, tratando de tirarse, pero es incapaz, es como si ella fuese un peso que el no podia mover. Entre lagrimas y mucosidad de su nariz, le devuelve la mirada, intentando de alguna manera llamar a su empatia-

Por favor, yo no

-Pero el paso de Sigurd hace que este calle una vez mas, posiblemente necesitaria explicarse, desconoce quien es la mujer pero de no decir nada mas posiblemente ella termine siendo un estorbo en su caceria, por lo cual, con su rojiza mirada puesta aun sobre el hombre, el azabache empieza a hablar.-

Un maestro, amigo de la infancia. Escucho la primera vez que su querido compatriota le conto de sus acosos; aplaudio con sus manos cuando le hablaba sobre como robaban la virginidad de una compañera

-Y asi, este se detiene, varios pasos lejos de la mujer y el perseguido, quien al escucharlo no puede evitar recordarlo, no es porque quiera, cada una de sus palabras despierta viejas memorias que este ignoraba, como si cada una de sus culpas regresara para desgarrar y comer su carne desde dentro.-

Y finalmente, el primero en unirse a su orgia de menores. Los complices son peores que los culpables -Dijo con severidad, antes de subir su mirada hacia la femina- No lo crees?
-Parte de su naturaleza, ser capaz de olfatear ciertas cosas que ni siquiera algunos seres no humanos eran capaces, muerte, dolor, sufrimiento; odio, acaricia, envidia, todos nacidos del mal en el ser humano, los pecados de cada ser capaz de pensar y sentir, pero, habían algunos en particular que generaban un aroma más fuerte que otros.-

Abajo

-Es su única respuesta antes de dejarse caer, no le importa, sabe que puede resistir perfectamente cualquier impacto que pueda darse contra el suelo; estaba cazando dos objetivos, y el segundo estaba a solo unos metros de dónde ambos estaban.-

-Un golpe seco, el azabache había descendido de la forma más violenta, sus piernas se flexionaron y rompieron al caer, doblando las de maneras imposibles... Pero estás empiezan a acomodarse, una regeneración casi completa de su cuerpo mientras se pone de pie delante de un desconocido, quien al verlo se espanta, entrando de golpe al edificio-

Complice!
Es poco probable que a estas alturas encuentres algo

-No, no lo decía como amenaza, había estado investigando mucho antes que ella ¿Cómo habría entrado al lugar sin siquiera hacer un reconocimiento? Le gustaba ser detallado al momento de actuar.-

-A pesar de esto, el azabache no parece ponerle demasiada mente a qué la mujer estuviese alterada, era más una clase de observador delante de ella que quien pudiese intervenir en sus decisiones. Es por eso que solo se gira, su mirada puesta aún sobre ella, analizando ciertas cosas, es un poco inusual que alguien que acaba de succionar un alma estuviese tan desesperado por una trampa-

En todo caso, es imposible que puedan hacer algo similar; los humanos...

-Entonces, algo inunda su nariz, un aroma, no era carne, no era sangre, era.... El aroma de un alma corrupta aproximándose. No escatima en continuar, se aproxima rápidamente a la ventana, bajando la mirada desde el piso para observar desde arriba a una persona entrar, la fuente del aroma-

Y ahí está
Calma un poco los nervios

-Alza la voz solo para ser escuchado mientras mantiene su posición, solamente camina hasta la zona media de uno de los pasillos, no parece tan preocupado como ella puede estarlo de que pudiesen escucharlos.-

La niña se fue sin más, es una pecadora pero no como los demás. Otros... Eran cómplices, tenían el mismo aroma que ese tipo cuando los encontré, claro que no tenía interés en terminar con todo el edificio.

-Lo dice como si no fuese algo demasiado importante, incluso alza los hombros. Esto era tan natural para Sigurd, no tener testigos, asegurarse de no ser seguido, bien había hecho ese trabajo pues hasta ahora, era solo esta mujer la que le había descubierto-
-Se muestra impavido ante su respuesta, claro que no se trata de un ángel, estos seres no huelen ni saben a nada, pero ella en cambio, es diferente, en todo aspecto y persona resulta ser una existencia extraña ¿Acaso un humano pactado quizás?-

-Antes de hacer algo más, ladea su rostro con extrañeza, en un principio pensaba que se retiraría del lugar hasta entender un poco mejor sus acciones. El azabache deja salir un suspiro, rascando su nuca con cierta extrañeza pasando a negar con la cabeza.-

No hay nadie, yo me encargue de eso

-Dejo esa afirmación...ambigua, no dijo que los hizo huir, peor tampoco que...había usado sus manos con ellos -
Haces bien en suponerlo. Desgraciadamente aunque conozco a los hijos del Averno, son más un alimento que hermanos de especie.

-Sus ojos estaban puestos en el libro; haberse comido al hombre traslada varias de sus memorias a el, permitiendo así que las primeras páginas le fuesen familiares, más allá del primer capítulo, todo le es nuevo, confirma que este ni siquiera leía su contenido.-

-Cerro las dos tapas, al menos tendría una ganancia de esto nuevamente, pero, estaba aún centrado en la mujer, por quién este aún no se retiraba. Gira su rostro, fijando su mirada sobre ella una vez más, aún tiene demasiadas preguntas-

¿Un ángel de la muerte quizás?
¿Porque tendría razones para matarte? Hueles a corrupción, pero no como la de este hombre —Se refiere al que acaba de consumir— Es mas semejante a la de un humano, o alguna especie cercana a la de estos, pero no como para que tenga que matarte.

-No mide sus palabras ¿Porque tendría que hacerlo? No está delante de un niño delicado, y estaba seguro que la mujer era más dura que lo que su apariencia reflejaba, no tiene porqué tener delicadeza en sus palabras.-

-El, parece ignorar el ambiente del apartamento, pero algo llama si atención, algunos de los libros que ya no tendrán dueño tiene ciertos títulos que para el son puntos de interés. Corta un momento la charla, acercándose a uno de los estantes para tomarlo sin cuidado, no le importa, no es como si el dueño fuese a reclamarlos.-

Eso debería preguntarte yo -Comenta abriendo la pasta gruesa de uno de estos, un libro de biología tal parece.-
¿No planeas atacarme?

-Su pregunta es directa, tiene experiencia con estas cosas, no con los de la clase de ella en realidad, la mujer es llamativa no huele a demonio pero tampoco a humano, más aún así estaba ahí para reclamar el alma de un corrupto ¿Estaba delante de un ángel de la muerte quizás?-

Estoy devorando un cuerpo, creo que eso confirma lo suficiente que mi esencia no es pura ¿No eres un cazador?

-Su tono es firme, pero a la vez apacible, no muestra interés en pelear ni mucho menos en colisionar con ella, un momento de calma y silencio dónde debería haber una confrontación. Me causa curiosidad la verdad, es por eso que su mirada se posa sobre ella guardando sus manos en los bolsillos del pantalón.-