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Heriotza · F
El viento sopló suave sobre ellas, un ave lejana se escuchó cantar, señal que el amanecer ya estaba sucediendo.

—Ya es hora. Volvamos. Nos espera una larga noche.—
Heriotza · F
Casi podía sentir pena por aquellos que caían por la espada de Araune. Aunque era claro que ninguno de ellos merecía consideración alguna, se imaginaba a si misma siendo bastante rápida y efectiva al ejecutar sus castigos, opuesto a Araune que incluso se tomaba el tiempo de verlos suplicar y agonizar.

Miró el cielo, sin duda el amanecer estaba cerca y aunque no había logrado ejecutar al último de su lista, ya no habían nombres en la katana que la obligaran a quedarse entre los vivos por ese día.

—De hecho... —Se acercó a Araune. Heriotza no tenía prisa en llegar al número, apreciaba a Araune y justificaba su proceder con la idea de que tal vez buscaba cumplir su cuota cuanto antes para poder salir de aquel infierno, sin embargo...

—He escuchado que alguien no está contento con tu desempeño. Dicen que lo que haces es ir contra las reglas. Sabes que no tengo inconveniente con que me ayudes con algunos de mi lista, pero otros, como Beltza, no lo ven con buenos ojos. Ten cuidado.
SunHee · F
—Cada condenado cuenta —como si se tratase de un mantra, Araune repitió aquellas palabras en un tono plano y con el rostro inexpresivo mientras giraba sobre sus propios talones para ver el alma de su víctima; el pobre desgraciado estaba que no se podía creer lo que veía y parecía querer llorar a un lado de su cuerpo. El filo de la katana apuntó hacia él en cuanto la joven levantó el brazo y, tras un "boom" salido de sus pálidos labios, el delincuente comenzó a ser absorbido mientras emitía gritos de agonía.

Como si fuese un juego de preparatoria, Araune dio un pequeño salto de gusto y volvió a encarar a Heriotza. La chiquilla dulce que ella había entrenado no existía más, ahora era una sanguinaria máquina de competitividad. —¡Deberías apresúrate, Shishou! Ya es suficientemente malo quedar en segundo lugar. No querrás que el amanecer llegue antes, ¿o sí?
Heriotza · F
Heriotza observaba con silencio, el espectáculo sangriento que ofrecía su ex alumna Araune, al tiempo que el nombre de la víctima desaparecía con fuego, de la hoja de la infernal katana.

Con un rápido movimiento, guardó el arma en la funda que sostenía con la mano izquierda, mientras el desafortunado sentenciado observaba atónito su propio cuerpo, cubierto de sangre y fluidos estomacales antes de desvanecerse en la bruma.

—Vaya que si es una gran coincidencia. Pero... Un condenado más, uno menos. No hará diferencia, aún estamos muy lejos del número final... —Mencionó Heriotza a la joven de expresión dulce y afable. Cualquiera que la mirara, jamás se imaginaría que era una de las más crueles asesinas de Infernua.
SunHee · F
—No me mires así, Shishou —Aruane aún permanecía de rodillas ante un charco de líquido carmesí que brotaba del pecho masculino que había apuñalado con su katana. Ambas manos estaban bien aferradas al mango y la fuerza utilizada para el ataque hacía que la punta de la cuchilla se hundiera en la tierra. No estaba en sus planes encontrarse con su antigua maestra en esa cacería, pero aquel giro inesperado hacía que la noche tomara tintes divertidos, ¿es que le había robado una víctima nuevamente? Pero qué cosa tan curiosa, la alumna comenzaba a superar a su maestra—. Utilicé la técnica que me enseñaste, espero que estés orgullosa de mí... —bromeó, usando un tono suave y cantarín antes de levantarse y retirar su arma en un rápido y limpio movimiento, la sangre ni siquiera salpicó—. Deberías apresurarte si quieres cumplir la cuota. Este era el último de mi día. ~

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